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Volviendo a cerrar circulos

Volviendo a cerrar circulos

Pasó el verano, mis amigos. Un verano en el que intenté escribir más, pero escribí menos. Tampoco leí demasiado y ni siquiera he salido de mi casa...

Eso sí, el jardín tiene un espacio nuevo para sentarse tranquilamente a leer. Eso si Frodo me deja, que no suele...

Ha pasado el verano con una cierta desgana, al final. Las espectativas no estaban muy altas, tal vez por eso se quedaron tan bajos los resultados.

Y llega el ultimo curso en el que voy a trabajar. Doce trienios son muchos años levantándome para ir al colegio... Añade a eso los años en que lo hacía para ir como alumna. ¡Toda la vida menos seis años...! Cincuenta y cuatro años en los mismos espacios, con la misma actividad desde dos puntos de vista diferente... Desde los dos lados de la moneda.

Cada día me levanto, es cierto, para hacer lo mismo que hace años, que durante años he hecho, pero cada día es diferente. Aunque se repitan situaciones, comentarios, aunque el cansancio sea la tónica y la repetición la pauta, cada día es diferente.

Tal vez por eso seguimos vivos, para comparar un día con el siguiente...

Cosas que pasan...

 

 

Silencios

Silencios

Es cierto que hace varios meses que no vengo por aquí, a saludar a mis invisibles amigos. Es cierto que no siempre he tenido ánimos para hacerlo. Y en mi defensa diré que dos veces que lo intenté, el sistema o la línea de internet no me dejaron terminar la publicación.

Han llegado las vacaciones, los días calurosos en los que da tiempo a hacer un poco de todo, si se tiene ganas y las calores no lo impiden...

Es agrabale volver a escribir para una misma en forma pública.

Así, pues, mis amigos, aquí estaré de nuevo y de vez en cuando.

Poca política, que me sube la tensión y mucha lectura que me sube la moral...

Muchos perros, muchos hijos y muchas noches largas y relativamente frescas para escribir sobre cualquier cosa o sobre nada.

La cuestión es que resulta agradable ver que aún hay alguien a quién le salta el aviso de que he escrito y viene a mi perruna casa a saludar.

Gracias, Carmen, Luis, que sé que andas por ahí, y a Pau, al que visito mucho en ese monstruo de la rapidez llamado facebook

Una sonrisa no viene mal... Buenas noches, amigos.

Arwen

Arwen

Cuando mi hija me pidió un perro, mejor dicho, una perra, le puso nombre antes de saber de su raza, su pasado o su futuro.

Hoy ha visto por primera vez a su Arwen.

No tenemos imágenes de ella aún. Pero de las tres cachorritas de la camada, ella, la más pequeña, ha sido la elegida. Y las dos hemos estado de acuerdo... Nada más ver a las tres pequeñas bolas de pelo, ella ha sido la que nos ha llamado al corazón.

Su madre es una preciosa pastora un poco mayor para mi gusto, pero con una mirada atenta a sus hijas... Y un comportamiento amable con los intrusos, pese a los ladridos iniciales antes de vernos dentro de la casa.

Todo han sido buenas señales de lo que podemos esperar de ella.

Su padre es un joven apuesto, vigoroso y enérgico pastor, de cara muy equilibrada en tamaño, forma y color.

Nunca que puede saber que va a salir de un cruce, pero cuando los padres son tan buenos anatomicamente y de un caracter compatible, todo puede pasar...

Hasta dentro de un mes no vendrá a casa, pero la impaciencia ya hace mella en mí.

Verla jugar con Casper va a ser todo un espectáculo...

¡Por fin carreras, sonrisas, alegría en casa! Este es el año en que se inicia otra época perruna. Este es el año en que más recordaré a Urko y Farah, a Roma y a Duna... Este es el año de la regeneración, de la vida...

 

Una de las hijas de Roma, de su segundo parto. Así es Arwen, con sus 20 días a cuestas... ¡Veinte días!

 

Casi sin querer...

Casi sin querer...

Llega el verano. Casi sin querer el vuelo de los helicopteros me dice que el incendio está acechado ahí, detras de cada pino, de cada carrasco.

 

Yo acecho, cámara en mesa, a la mamá gorriona que ha ocupado este año, no sin una lucha cruel, de la que fui testigo auditivo durante varios días, el nido de golondrinas que tan buenas imágenes me dió el año pasado.  

 

Yo no sabía que los gorriones eran tan "mañosos" y tan ladinos. Pero está visto que los "ocupas" no faltan en la naturaleza.

 

Antes de que llegasen las golondrinas ya habían hecho la puesta estas pequeñas y piantes aves. Un huevo azulón había caído sobre el banco que hay bajo su nido. Y se había roto, como es lógico.

 

A los pocos días de este descubrimiento aparecieron las dueñas legales de la vivivenda: las golondrinas... Y se armó el guirigay consabido de dueños de vivienda contra inquilinos no deseados. Y como aquí no hay más ley que la del más fuerte o la del que primero llega se la lleva... Pues eso, que golondrinas 0, gorriones gorrones 1.

 

Y ahora me entretengo en mirar a este asustadizo pájaro entrar y salir de su casa, usurpador sin conciencia...

 

El barro es un buen aislante para el torrido verano. Y la pequeña gorriona debe saberlo...

 

Aquí os dejo la foto de la bribona... Que lucha por su nidada como todas las madres, con pico y plumas al aire... Que a madre no hay quien la pueda.

De padres y ratones

Los padres, esos desconocidos...

A veces recuerdo al mío, muerto hace ventidos años. Mi pobre padre, al que he ido conociendo cada vez más cuantos más años han ido pasando desde que se fue...

Mientras que a mi madre jamás la conoceré lo suficiente, ni viva ni muerta, me sospecho, a mi padre le entiendo ahora más que cuando estaba vivo y dando la "vara" un día sí y otro también.

Supongo que son gajes vitales... El arte de vivir.

Ando mediando entre padre e hija... mal papelón éste de madre gallina clueca que me he impuesto, por carácter, por obligación, por pasión... por que no me queda otra, porque no sé hacerlo de otra forma. 

Debe ser difícil eso de ser padre todo el tiempo.

Responsabilidades, obligaciones, malas contestaciones, desobediencias, descontroles varios.

Y eso que los padres de ahora no tienen ni la mitad del sentido común que tenían los padres antes. ¿O era autoridad? Ya no me acuerdo.

Veo tanto padre irresponsable, que el de mis hijos, el hombre al que amé tanto, me parece ahora un ejemplar a extinguir, aunque a veces diga que tira la toalla. Yo sé que no es verdad. Él también lo sabe. Mientras haya un aliento en nuesta boca será para decir: "Hola, hijo; hola, hija ¿en que te puedo ayudar?

Feliz día del padre, M,... aunque no leas esto, que lo tuyo no es la informática...  

Feliz día del padre, padres perdidos y hallados por el mundo... Porque detrás de una madre siempre hay un padre, no lo olvidemos, aunque sea un padre desconocido, como el soldado sin nombre...

De Frodo y otras dimisiones

De Frodo y otras dimisiones

Frodo va perdiendo las carreras contra Menta. Ya no sale disparado cuando ve que ella se le adelanta. Espera espectante a que le lance otra piedra a él sólo. Frodo cumple años inevitablemente, como todos.

Y en eso que va el Papa de Roma y dimite. ¡Cielos, el fin del mundo se avecina! Cae el cielo a pedazos sobre Siberia y el papa se va sin morirse. ¿Tendrán estas dos cosas algo que ver con lo de Nostradamus?

Y aquí la gente se suicida y algún periodista sinvergüenza y progubernamental dice que no hay que achacarlo a lo de las hipotecas, aunque el muerto esté dentro de una casa que van a desalojar en media hora...

Ando preocupada por tanta novedad, que no deja de ser fastidiosa: Mi admirado Savater defiende las corridas de toros con disculpas varias y el modelo de ética y binehacer que había visto en sus escritos se me derrumba como un castillo de naipes...

Un actor de la tele, metido a político, habla de que los animales no tienen derecho a la vida y se me retuerce el sentido común y las tripas a un tiempo.

Y mientras tanto un "artista" de lo horrible expone perros disecados, cual obra genial e ingeniosa...

¿No será ya hora de que uno de los jinetes del Apocalípsis (o los cuatro, ya puestos) baje de los cielos y nos dé, de una vez, el escarmiento que nos merecemos por imbéciles...?

 

La pequeña Luna, visitante esporádica de casa...

No hay magia

No hay magia

No hay magia como la de la infancia. Nada nos hace creer tanto y en tantas cosas como cuando se es niño. Con el paso de los años, cuando los Reyes dejan de ser Reyes, empieza el derrumbe de las ilusiones.

Creo que ése es el momento en el que comienza a formarse uno la imagen de la realidad con la que tendrá que convivir el resto de sus días: una realidad llena de falsas verdades o verdaderas mentiras.

Cuando el regalo es una psp, cargada de juegos violentos, cuando lo máximo a lo que se aspira es a un ordenador o un nuevo móvil, cuando el regalo deja de ser un sueño porque lleva tiempo siendo un anuncio en la televisión, entonces es cuando la infancia se ha perdido...

Esta noche es la noche de los sueños, de los posibles. Mañana será el día de las decepciones para muchos, de las lágrimas mal contenidas por no haber recibido lo que se ha pedido. Puede ser el día en que el sueño se hace realidad y, por tanto,  deja de ser un deseo.  Habrá niños que vayan pasando de un regalo a otro sin darles apenas un minuto de atención a cada uno de ellos mientras que otro chiquillo verá sus ilusiones convertidas en un jersey o unas zapatillas, pero no estará ese juguete tan deseado, esa videoconsola tan pedida...

La televisón nos machacará mañana con imágenes de niños felices, pero no veremos las lágrimas del que se queda castigado, un años más, sin regalos por pobre, por desgraciado, por no haber nacido en la familia más adecuada, la familia feliz que todos desean pero pocos tienen (¿Existe tal familia feliz?)

El que nada consigue frente al que lo tiene todo.

Si, mi escepticismo asoma, una vez más: ya no quedan niños, sino consumidores feroces, ahora y en el futuro. Nos tienen bien amaestrados, que le vamos a hacer...

Que los Reyes sean genersoso con vuestros sueños, si Papá Noel no lo ha sido ya.

 

Antropólogo despistado

Antropólogo despistado

Pues la verdad, me gustaría leer un largo artículo escrito por un antropólogo despistado, de esos que acaban de descubrir a una tribu nueva y no sabe nada de ella.

Tras observar detenidamente sus comportamientos y descubrir la infinidad de problemas por los que pasa dicha tribu durante todo el año y las penurias diarias, llegan un par de semanas en las que todo cambia.

No se sabe por qué, ni de donde sale el dinero, pero lo cierto es que nuestro antropólogo está de un despistado que acude a sus mayores para que le expliquén cómo se puede entender el despliege de actividad y gasto desenfrenado que observa durante esas dos semanas anuales.

Tiendas repletas, dinero que cambia de manos, tarjetas que se queman al pasar por los lectores, bolsas y paquetes que ocultan la cara y el cuerpo de sus porteadores.

Y lo más extraño, canciones monotemáticas, alegres y vivaces, en las radios, las televisiones y cualquier lugar donde esté permitido poner sonidos a todo volumen, inculidas las propias calles. 

Al antropologo le da la sensación de que alguién ha abierto un interruptor a la alegría de vivir. Una corriente eléctrica que recorre la ciudad y a todos sus ciudadanos. Bombillas de colores, atascos en las calles, colas para pagar, colores chillones en los papeles de envolver... griterío de chiquillos, ordenes  y ruegos de madres y padres sufridores, parejas besándose y abuelos sonriendo.

Perros disfrazados sin ningún pudor de ovejitas o gordos coloradotes, personajes aberrantemente obesos y reyes de opereta.

El antropólogo se pregunta si alguno de esos personajes, los observadores y los observados, son conscientes de la mezcla de tradiciones y de contradiciones que están reproduciendo a rajatabla y sin ningún sentido de la realidad.

El antropólogo terminará con horas y horas de grabaciones, un largo estudio y aún así, no habrá entendido nada de nada.

Eso es la Navidad... un show de Truman sin Truman...

Y, para rematar la faena, el pobre hombre no entiende por que muchas veces ve tirando de un trineo a un reno de enorme y alcoholizada nariz roja... ¡Para eso ha estudiado varios años, para enfrentarse a lo incomprensible! 

Y, como todos los años, envía a sus amigos una linda tarjeta de felicitación, que una cosa es el trabajo y otra los amigos.

 

Y en estas fechas tan señaladas...

Y en estas fechas tan señaladas...

Pues dan ganas de mandar a la porra a más de uno y de dos.

Pero luego una piensa en positivo. Y como no aprende de sus errores, que para eso son suyos, decide intentar ser feliz... ¡Ingenua! Eso ya no está de moda, ahora hay que ser rico, rentista o parado. Los intermedios están muy mal vistos.

A lo que iva (si, ese del 21%), la felicidad de estos días me la están vendiendo, como en años anteriores, en pequeños frascos de cristal o en multiples aparatos de multimedia... Si anuncian tanto cachivache tecnológico será porque lo venden, ¿no? ¿La publicidad en la televisión no era carísima? Pues cuando la hacen es por que pueden. Y porque venden...

Pero no quiero hablar de anuncios donde te venden lo mismo que el año pasado pero con otro papel más brillante.  En lo que ando pensando en estos días es en mi propia felicidad, que la perdí hace tiempo. No soy desgrciada. Hombre, en algún momento del día puede que me de un ramalazo de desgracia horrible y figurada. Pero lo habitual es que me sienta anodinamente insegura, sin saber si reir o llorar,  ni feliz ni desgraciada. Lo que en mi tierra se llama indiferente. Y eso me repatea... No hay nada más feo animicamente que la indiferenia.

Hay que saber tomar decisiones, elegir aún a riesgo de equivcarse.

Comienza un año nuevo,analizo un año muy amargo en casi todas las cosas, si lo juzgo por el último trimestre... Pero aunque mi memoria no me alcanze, sé que los nueve restantes meses algo bueno tendrían.

Ahora hay que enfrentarse a  un año casi peor que el pasado. Pero ya no será lo mismo. Como han acabado con nuestras ilusiones, otro palo más no nos hace daño... (O eso se creen ellos)  Como se descuiden nos va a salir la bilis  y la necesidad de comer por el mismo lado y les vamos a tener que ajustar las cuentas y apretarles el cinturón a ellos un poco más cerca del cuello, que en sus y tripotas satisfechas ya no cabe ningún cituron: no quedan tallas para tales perímetros adiposos...

Pues nada, amigos, como no tengo solución y esto mio no se quita con medicinas, os deseo que se equivoquen todos y que el próximo año las cosas mejoren mucho y para bueno...

Lo dicho, un besazo a amigos, parientes y lectores amables....

 

 

Con permiso de Pau, te robo, descaradamente, el inocente papel.. con el que abrigaremos nuestras esperanzas en el año próximo.

 

 

 

Doce mil y pico

Doce mil y pico

Me dicen desde UNICEF que llevamos juntos 12.058 días. He calculado que llevo trabajando 12.700 días. Así que ese es el tiempo que he decicado a los niños que han pasado por mi vida. A unos les he conocido personalmente, a otros les he ayudado (minimamente) desde la distancia y a tres de ellos los he "medio parido" (la cesárea no es un parto, se pongan como se pongan).

Embromaba a mis alumnos el viernes, poco antes de recoger para irnos a casa:

Muy seria y muy digna, les hago que se callen y me prestan todos atención, cosa harto difícil.

- A ver, ¿que bicho os ha picado en el recreo?

Me miran asombrados, casi asustados los más peque y sorprendidos los mayores.

-¿Por qué seño? -se atreve apreguntar una de las de sexto después de unos segundos de indecisión y silencio absoluto.

- Porque llevaís dos horas portandoos de maravilla... -le respondo con una gran sonrisa.

Y, claro, se rien en un suspiro que me sabe a gloria.

La vida, en ese montón enorme de días, me ha dado momentos así, minúsculos, intensos, hermosos en su simplicidad...

La vida no es bella, pero algo podemos hacer de vez en cuando para que nos lo parezca y se lo parezca a los demás. Por ejemplo, hacer sonreír a un niño...

Otoño, viento amarillo, vientecillo trotador, que cargas el aire con odres de olor...

Feliz cumple día.

 

 

 

Cuestión de edad

Cuestión de edad

Ayer tuve el placer de escuchar a un mito vivo. Un anciano venerable, con fuerzas para estar en el escenario más de tres horas susurrando con su grave voz las canciones nuevas y las viejas... Sus intentos frustrados de bailar eran una parodia de alguien que quiere y no puede transmitir toda la fuerza de sus canciones. Pero pese a ello, pese al temblor de sus piernas y a sus salidas del escenario casi airosas, como un bufon-bailarín, parodiándose contantemente a sí mismo, lo consiguió. Se pusó al publico en la palma de la mano. Todo el Pabellón de Deportes de Madrid levantado para rendirle, seguramente, el primer y ultimo homenaje que le dio la mayor parte de los presentes: ni lo habíamos visto antes ni lo volveremos a ver después. Él es Leonard Cohen. Una serie de canciones bellísimas, magníficamente instrumentadas, con un coro femenino y unos instrumentistas en estado de gracia, que se dice. La música es tan elegante como su presencia, todo un caballero que utiliza su sombrero para dar las gracias al mundo. La verdad es que superó mis espectativas.

Tal vez yo no sea crítica de música (no lo soy, por supuesto) pero dado que ni papa de inglés, no entendía más que frases y palabras sueltas; pese a todo esto me llegaron al alma algunas de sus canciones. La emoción, el sentimiento que trasmite la buena música no necesita de traducción.

Todo un placer que raramente se da en estos días.

Y eso que las entradas eran un regalo para el marido, al que yo sólo llevé, sin esperar mucho del concierto. Él disfruto, pero yo más, pues fue como un regalo sorpresa para mis oidos y un bálsamo a mi corazón dolido aún por la desaparición de Farah, que estaba presente, con su ancianidad y sus movimientos descoordinados, en ese recinto lleno de vida y de sentimientos desbordados al final de la actuación, con la gente emocionada y abrazándose... Las canciones de amor es lo que tienen: te recuerdan que aún puedes sentirlo, tengas los años que tengas y esté donde esté tu amor depositado...

 

Tomates, sandías y algún día...

Tomates, sandías y algún día...

Se acaba el verano lentamente. Apenas una semana para que los lunes vuelvan a ser lunes y los fines de semana empiecen a tener su sentido de descanso.

Pocos tomates he tenido este año, la verdad. Y las sandías no crecieron apenas un palmo de diámetro y se han perdido en la mata, sin llegar a ser. La huerta ha sido un desastre total, pero no he sido la única. Parece ser que este año la crísis horticultora ha sido muy frecuente en los alrededores.

Comienza un nuevo curso, que no sé como afrontar, si con la rabia que da las injusticias permanentes que han sido y seguiran siendo o con el pasotismo imperturbable del que nada espera y nada quiere hacer ya.

Estoy rumiando el lema que voy a escribir para poner en la cocina y leerlo todas las mañanas. Porque está visto que algo debo leer todas las mañanas para poder salir a la calle. Lo que no sé es si será algo absolutamente positivo para darme ánimos o, literalmente, algo negativo y terriblemente real para salir con la nube negra sobre la cabeza y que no me pille por sorpresa la realidad que me encuentre fuera del abrazo protector de la casa y los perros...

Se admiten lemas y opiniones...

La imágen se llama: unidos contra la adversidad no hay enemigo que pueda con nostros...

 

Zapatitos azules

Zapatitos azules

Así calzaba mi niña el sábado los zapatitos azules de su hermana (algo azul, algo prestado)...

Así de bellos sus pies y los de sus sobrinitas postizas.

Se casó mi pequeña, mi mediana, según ella. Tanto da un minuto arriba otro abajo.

Se ha casado y yo he visto su sonrisa y he llorado un poquito en algunos momentos. Pero como soy de suyo reservada, las lagrimas fluyeron, como un río incontenible, en casa, cuado leí detenidamente el brindis que no llegó a leer completo en la ceremonia. A solas, como suelo llorar. ¿Para que dar espéctaculo con los sentimientos más íntimos, más profundos?

Esas lagrimas fueron de felicidad, de emoción en estado puro, de agradecimiento y, por que no, de catarsis...

Radiante, con la misma sonrisa de su hermana gemela, con su misma belleza, las dos compartieron zapatos para ese día, las dos de azul en las flores y en los detalles. ¿Será, será que les gusta el azul como a su madre?

Azul mediterráneo. Azul cielo, azul cian, azul celeste, azul brillante, azul marino, azul añil, como el azul que va a encontrar en las islas griegas.

Están surcando el Egeo, cual Penélope y Ulises, en un viaje azul... como los ojos de su emocionado padre.

Se ha casado mi niña y yo he llorado, que le vamos a hacer...

De libros y arte

He terminado la lectura del último de Savater: "Los invitados de la princesa". No es un buen libro, para que engañarnos, no es original, no dice nada que no supiera ya, no tiene nada que me haya sorprendido, pero... ¡me ha encantado! Con sus altibajos, con sus obviedades, con sus puntos de humor, de ética encubierta, de metaliteratura, de autoparodia, de presencia constante y satírica del autor envuelto por los distintos personajes que desfilan en sus páginas... A veces me ha aburrido, pero bastaba con buscar un poco más adelante para soltar la carcajada o anotar una frase genial... Al estilo de los cuentos del Decamenrón o de Canterbury, Las mil y una noche, ya se entiende, una recopilación de cuentos de distintos estilos en una cama de nacionalismo tranochado, política actual y ridícula hata el paroxismo, crítica cruel y divertida... En fín, que le falta un poco de "no se qué", y le sobra mucho de humor. Como no soy crítica literaria no sé que le falta, pero sé lo que me ha gustado.

Una buena lectura si se es seguidor fiel de D. Fernando, el de las gafas de pasta y rostro congestionado y feliz...

 

Cuarenta al sol

Cuarenta al sol

Hoy es un día terriblemente veraniego. Tanto que la puerta de salir a la calle quema cuando la abro. Mi vecina C. viene a ver si estoy bien y a decirme que se baja a la piscina. Yo sudo y me arrepiento de no haberme ido con ella. Me da una pereza tremenda coger el coche, pero reconozco que es lo único que se puede hacer un día como hoy, con 35 a la sombra...

Las perras dormitan en el suelo del pasillo. Ni soñar con salir hasta que caiga el sol.

Ayer fui a un pinar cercano. Me llevé la cámara, que se cargó de fotos. Y me traje una piedra blanquecina, rota por la acción de un arado. De vez en cuando las piedras me llaman, humildes, desde el suelo. Ésta es especialmente hermosa en su humildad.

La belleza en la naturaleza es así, sencilla. No necesita de museos ni mecenazgos. Sólo precisa que la dejemos actuar, limpia, sin interferencias, para ofrecernos el trabajo silencioso de los años, de los siglos.

Ayer hacía calor, como hoy. La sequedad del ambiente es tremenda.

Riego los tomates casi al amanecer, que timidamente y muy tardíos, van brotando de las pequeñas flores amarillentas. Como amarillas son las flores del melón. Los calabacines están asegurados, pues sus enormes flores naranjas ya están diciendo que tendré buena cosecha.

E la nave va...

Piña, geometría en estado puro.

Cumpleaños y aniversarios

Cumpleaños y aniversarios

Hoy mi peque celebra su aniversario. Su primer aniversario. Lo hace con un pedrusco en el dedo. Una piedra verdosa, una talla clásica. Lo malo de empezar así los aniversarios es que tendrá que esforzarse mucho su marido para superar éste.

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Mañana mi pelirrojo favorito, el alumno del que no me olvido aunque no mantenga ningún contacto con su familia desde hace mucho tiempo, cumple años. Supongo que ya estará rozando los 20. Era mi debilidad en esa pequeña escuelita. Y mi mayor quebradero de cabeza. Su hiperactividad me hacía desesperar un día sí y otro también. Curioso como nos acordamos de alumnos problemáticos por los dos extremos...

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Mañana tambien cumple años mi viejo amigo J. con el que también desde hace mucho tiempo no mantengo contacto. Su recuerdo está asociado a unos bellos años pasados, en los que era posible la amistad porque vivía dentro de la sociedad. Ahora, retirada a estas soledades, los recuerdos de ciertas fechas, me sirven para repasar hermosos momentos vividos.

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Y pasado mañana, mi padre cumpliría 114. Si, una cifra prácticamente imposible para la mayoría.

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Cuestión de aniversarios, de cumpleaños, de tiempos que se celebran, de días señalados en el calendario y en el corazón. Buenas y malas cosas, bellos o tristes recuerdos.

Hoy están en mi memoría de forma especial. El resto de los días es cuestión de celebrarlos con Alicia:

¡Feliz no cumpleaños a ti! 

¿A mí?

¡Sí, a tú!

Predrusco precioso.La mano más querida para llevarlo, mi peque, orgullosa y presumida a un tiempo. Y eso no se lo he enseñado yo...  

Del otro lado

Algunas noches me meto en el chenil (suena mejor que jaula, pero no deja de ser una jaula) de Roma. Cierro desde dentro para que menta no nos moleste y Roma no se poga agresiva. Tengo que darle de comer con lamano muchas veces, porque no siempre tiene ganas de comer. A base de insistirla y ofrecerselo  consigo que coma. Y miro a través de la reja...

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Para comprobar si se ve o no se ve lo que escribo en la pizarra, a veces me siento en las mesas de los peques. Y miro a mi alrededor para ver lo que ellos ven. Desde su altura, desde su mirada...

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Hay lugares en los que no  me puedo poner, salvo con la imaginación: el lugar de un mendigo, en la acera de una ciudad, en la habitación pequeña y claustrofóbica de un hospital, en Marte, ese desierto rojo que acabo de ver en la tele.

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Hay un lugar en el que a veces estoy: mirando dentro de mí. No sé si me gusta lo que veo, pero es un buen ejercicio.

De vez en cuando hay que ver las cosas desde el otro lado.

Me gustaría ver a través de tus ojos....Frodo

Dos meses y un día

Dos meses y un día

En la práctica sí, tengo dos meses y un día de vacaciones. En la teoría no, sólo el mes de agosto. Y en la voz popular tres...

A estas alturas no me preocupa mucho lo que digan esas personas tan útiles socialmetne, que andan todo el curso tiradas en la acera, junto al bar, con la cervecita al lado, mirando el entrar y salir de los niños y los profes al cole. Es más, me volví hacia uno de ellos que comentaba entre risas, el tan manido dicho: "Y ahora tres meses de vacaciones" y contando con los deditos, le dije: "No, mira, son cuatro: junio, julio, agosto y septiembre". Me di la vuelta y le dejé con la palabra en la boca.

Ya sé que debería dar ejemplo de buena educación, de santa resignación frente a la estupidez y de respeto a... no, de respeto a nadie.  Ellos no respetan mi trabajo, me ven durante todos los días acudir a mi trabajo, pero sólo se les ocurre despotricar cuando ven que me voy a descansar unas semanas. Ellos, los que viven del paro, de los abuelos o de lo que pueden trapichear aquí y allá, me miran con sorna... ¿O es pura rabia? ¿Me preferirían en el paro, junto a ellos, para ser igual que yo o yo igual que ellos, ¿Envidia o mala fe? No lo sé. Tampoco sé por que le doy más importancia. Pero si yo no pagara mis impuestos, si a mí no me bajasen el sueldo y no pudiese colaborar con la sociedad, ¿qué sería de ellos, que jovenes y fuertes, prefieren despotricar contra todo, pero no mueven un dedo para salir del rincón junto al bar, donde no les dejan fumar pero sí sacar los botellines y pasar las mañanas viendolas venir...

Yo, al menos me he dejado la paciencia y los nervios y muchas horas en ese pequeño aula. Ellos ven pasar los camiones de reparto y el autobús escolar día a día.

No sé, tal vez sea injusta, pero creo que algunos de ellos deberían aprender, al menos, a contar: Cierro la  escuela hoy, 29 de junio, la abro el 1 de septiembre. No me salen las cuentas, al menos las suyas.

Prometo empezar a ser más optimista en las próximas entradas...

Con la presencia casi permanente de mis vecinos (por culpa de la crisis galopante pero que en realidad no existe, que somos unos quejicas todos) tengo asegurado un verano entretenido. El próximo día hablaré del exuberante tetamen de mi vecina de enfrente. Para que los caballeros se solacen en ello, que a mí, ya ve ud., ni me va ni me viene. ¿O será envidia cochina...?

Ya desbarro... Un besazo, querido anónimo, anónima y amigos varios.

Gracias

Gracias

Gracias C. Me has recordado que tenía que escribir un poquito aquí, aunque sea sólo para ti. Ya ves, retomo entre enfadada y triste estas letras, pero sólo es cuestión del estres final-de-curso-perrita-enferma que me aqueja estas semanas. Y una cierta tristeza que siempre se me genera cuando cambio mi situación "emocional-estacional-laboral". Llevo muy mal empezar a trabajar y dejar de hacerlo... De siempre, así que no me sorprende. Una pequeña depre que se pasará en una semana, en cuando comience a leer los tropecientos libros que están esperancdo caer en mis manos y ande las mil millas que quiero caminar este verano...

Va, que ya estoy aquí... Y para quiterme la neura una versión gamberra de los Simpson, por si eso podía ser...

Castigo

Castigo

No debo quejarme.

No debo quejarme.

No debo quejarme....

Y así hasta cien veces.

Pero me quejo.

De vicio, de rabia, de impotencia.

Me quejo de lo que no tengo

y de lo que tenía y desapareció.

Grito de rabia por lo que pudo ser

y nunca será.

No debo quejarme...

sin motivos aparentes,

pero no puedo decir

los motivos de mi queja.

Así que no me quejaré,

que siempre me dicen que hay

otros peor que yo...

Lo sé: No debo,

no debo quejarme, no debo,

no, no debo quejarme...