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casiazul

Sobre lecturas

Sobre lecturas

TODO ESTÁ ESCRITO

 El muchacho me mira, insolente, y escupe su frase. Llevaba un buen rato observándome; la clase había terminado, pero él seguía ahí, acumulando un odio que estalla al hablarme:

- Ud., ¿qué sabrá Ud. de la vida? ¡Siempre con un libro en las manos....!

Levanto la mirada del libro y le veo marcharse dando un portazo. El aula queda silenciosa al fin. Cierro el libro.

¿Cómo decirle que yo no he vivido una vida sino todas las vidas? ¿Cómo explicarle que él también puede ser camellero en las grandes rutas del Sahara, capitán intrépido a sus 15 años, buscador de perlas en los Mares del Sur, cazador de tigres en Malasia? ¿Cómo meterle en una mina desde su infancia para que trabaje catorce horas diarias y reviente de tuberculosis a los 23? ¿Cómo decirle lo que se siente al ser el primer hombre en pisar la cima del Everest? ¿Cómo convencerle del peligro de viajar con LSD? ¿Cómo enseñarle a reconocer las huellas del puma y el oso sobre las ardientes arenas del desierto americano y las heladas tundras del Gran Norte? ¿Cómo pedirle que sea mi lazarillo en la seca y dura Castilla; mi escudero de armas junto al Rey Arturo; mi compañero de caza en el Amazonas; el ayudante que necesito para llegar a Marte? ¿Qué hacer para que sea un buen jinete de Gengis Kan? Quisiera enseñarle lo que hay más allá de las estrellas, donde el Universo comienza a ser infinito una vez más. Llevarle de la mano al paraíso perdido de la infancia, donde el dolor existe, pero desaparece en las brumas del sueño, entre las alas de las hadas buenas. ¿Cómo mostrarle el primer amor y, luego, el amor en todas sus vertientes, para que sepa lo que es morir y vivir a un tiempo? Quisiera pasearle por las medinas y los mercados, zambullirle en los bazares, donde todo se compra y se vende y hasta los hombres tienen un precio. Quisiera que viese, junto a mi, morir reinos y nacer imperios...

Pero el muchacho se ha ido y no me ha dado tiempo para decirle que puede vivir la vida como quiera; que me es tan querido por que le conozco desde hace siglos; por que sé lo que siente, lo que sufre, lo que ama. Decirle que otros me lo presentaron antes de que hubiese nacido. Decirle que su vida está escrita en algún libro que ya he leído.

Sé que alcanzará el éxito y el fracaso; el miedo al abandono y la gloria; el amor, la vida palpitando por cada una de las gotas de su sangre, la desesperación y la felicidad, la vida y la muerte... Lo sé por que lo he leído, lo he vivido todo antes que él.

Mañana se sentará de nuevo frente a mí y me retará con sus ojos a saber más de la vida que él. Y yo aceptaré su reto. Pero eso será mañana, cuando le enseñe a sobrevivir en la selva de la vida, junto a sus hermanos los monos y lanzaremos un largo hueso al aire, que llegará a las estrellas...

La imágen es parte de mi salón en pleno proceso de pintura veraniega.

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