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casiazul

Año de bienes

Año de bienes

Tópico, ya lo sé. Hablar de la nieve mientras veo la nevada fuera. Hablar de la comida mientras se come... Hablar por hablar.

Intentaba hacer balance del año pasado o preparar propuestas para el presente. Pero no sé hacerlo. Simplemente han pasado los días, unos alegres y otros tristes. He perdido algo y he encontrado algo. ¿No sucede así toda nuestra vida? Andamos por ella como quien no quiere la cosa, casi de puntillas. Menos los muy afortunados y los muy desgraciados. Cuando se es de la mayoría, las cosas pasan con suavidad, sin estridencias.

Lleva toda la tarde con aire de nevar, pero no nieva. El cielo no ha perdido esa tonalidad grid clara que tienen los dias de nevada. Pero el frío intenso de ayer ha pasado. Anoche había -10º a las diez de la noche en la ventana del salón. La casa ha amanecido fría, lo que me ha obligado a encender el gasoleo, recurso que no utilizo salvo en casos extremos, como este. Normalmente con la chimenea tengo bastante, eso sí, a toda mecha y encendida día y noche.  No sé que será más sano para el aire, si el humo de la leña (creo que sí) o el del gasoleo. De todas formas hay que calentarse, digo yo...

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Los reyes me ha traido un libro de esos inclasificables: "El libro de los conejitos suicidas", de Andy Riley.  Y comentaba con mi peque lo fácil que es reirse de la muerte cuando te la presentan de formas tan variadas y absurdas, tan crueles y a la vez sencillas.  Es un comic que no tiene desperdicio. La determinación de los conejitos por matarse es tan perfecta, tan determinante, que casi respiras alivado cuando lo consiguen.

Un toque de humor negro no me ha venido mal. Así sé colocar cada cosa en su lugar. Las decepciones en su hueco y las alegrias en el suyo.

Y no arranca a nevar. Mientras yo espero que caiga una nevada que me deje encerrada en casa, de las de medio metro, el cielo sigue gris y burlándose de mí.

"Aconejante", que dice el libro... ¡Qué miedo me doy!

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