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casiazul

Otra de Urko

Otra de Urko

Urko duerme en el sofá, en su sofá. Gime y se agita. Lanza pequeños gruñidos agudos, casi lamentos. Tiembla todo él. No sé que sueñan los perros, pero cualquiera que les haya visto dormir sabe que lo hacen.

Mi triston está pasándolo mal. Y yo con él. El tratamiento de la lehismaniosis no está dando los resultados previstos. La quimio que se les da por vía oral no ha surtido efecto. Y eso es malo. Lo sé.

Cuando hace poco hablaba de la muerte de Comino no pensaba que iba acercándome tanto a mi propia muerte perruna. Esta enfermedad es imprevisible. Tiene demasiados recovecos por los que atacar. Los principales son el higado y los riñones.

Urkito lleva varios días inflamado, lo que me hace pensar en los riñones. Pero hasta dentro de un mes no podemos repetirle los análisis.  Y tal vez ya sea tarde.

Hace su vida más o menos normal, pero no me hago ilusiones. Es fuerte y duro, como buen mestizo, y por lo mismo, su caída será radical.  Cuando se vaya no sé quién me va a mirar con esos ojos que me interrogan y me dicen.  Los demás no son como él.  Urko es Urko, irrepetible, como todos los perros, como todas las personas...

Me voy preparando mentalmente, no me queda otra. Aún así, ¡cómo le quiero!

Este invierno, Urko.

1 comentario

Koldo -

De verdad que lo siento muchísimo. Nadie puede saber lo que se puede sentir por un animal si no se tiene. Seguro que los otros perros lo están notando y, de algún modo, lo saben...
Espero que sufra lo menos posible. Tú también.

Otro beso.