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casiazul

Fútbol

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Yo, que ando despotricando contra ese pan y circo  moderno llamado fútbol, ayer me tragué todo el partido de España. El gusanillo en el anzuelo lo puso mi ex, que se quedó en casa hasta el intermedio. Y yo  piqué como un pez tontorrón. Me tragué la segunda parte, la prorroga y la tanda de penaltis. Y aunque estaba con el ordenador abierto y atendiendo a los perros, no perdí ripio del partido. Y cuando llegó el final, con la noche refrescando en el jardín,  me senté frente a la tele para ver el orgásmo final. ¡Y vaya final!

La verdad es que no sentí orgullo patrio, pero algo parecido sí. Me daban pena los italianos, pero me alegraba por los españoles. Los comentarios no tenían desperdicio, pero lo mejor, las caras de los asistentes, hasta nuestro bonachón rey-abuelo y la pobre reina-abuela, con cara de aburrida...  En fin, todo un espectáculo.

No negaré que "sufrí" un poco al final. Después de tanta carrera, tanto sudor y tanto esfuerzo, hubiera sido una pena que perdieran, pero lo mismo debían pensar los tropecientos mil italiaos que se quedaron al otro lado...

Siempre compitiendo, siempre intnentando demostrar ser mejor que los otros... Las tribus que no paran de enseñar pectorales frente al "enemigo"  Y, por otro lado, la sensación mental de centrarse sólo en una cosa, de que desaparezca el mundo por unos instantes hasta llegar al orgásmo final de la victoria. ¡Sí señor, como un verdadero encuentro sexual...! Ahora entiendo a los forofos y a los ultra... Descarga de adrenalina y testosterona a litros...! Por eso a las mujeres no nos gusta tanto el fútbol, nos faltan las hormonas adecuadas...

De aquí al jueves otra vez a esperar el sufrimiento. ¡Pues qué bien...!

Mientras tanto Hacienda me ha pegado un buen palo, mi hija ha terminado su carrera y mi hijo ha suspendido su tercera oposición...  Mis perros ladran y las zanahorias crecen.  La vida es lo que tiene, que no se para por un mundial  de más o menos.

 

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