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Tierra

Se quedaron y partieron a la vez

Se quedaron y partieron a la vez

Llegaron los sesenta, con un ramo de flores enorme, dos hijos sonrientes y una tarta con mi Frodo en ella. Llegaron para quedarse, evidentemente. Y para hacerme sentir especial y feliz, a pesar de todo, contra todo...

Fueron unos días felices, unos momentos maravillosos. Por lo redondo de la cifra, por su implicación.

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Pocas firmas, al hilo de los sesenta, han sido tan importantes en mi vida. Firmé un matrimonio y una separación. Firmé una hipoteca (dos, mejor dicho) y hace poco firmé la solicitud que cambiará mis horarios, mis tiempos, mis días y mis noches. Firmé para dejar de ser lo que he sido, lo que aún soy.

Aunque en realidad dudo mucho que pueda dejar de ser lo que soy. Tal vez cambien los horarios, las tareas, las formas, pero el fondo será el mismo.  Me sospecho que nunca dejaré de ser maestrilla. Esos tics no se irán.

Bueno, por el momento sigo estando en la tierra de nadie que hay entre dos fronteras. No termino de cruzar hasta que llegue el 30 de Junio. Entonces, oficiosamente, se acabo. Oficialmente será el 31 de Agosto (he querido respetar cusros completos, como siempre ha sido).

Mis años se miden por cursos. Eso será difícil de superar. 

Pero ya no dependeré de las vacaciones infantiles, de los puentes, de los días cansados y de los días hermosos.

Sus sonrisas, sus complicidades... ¡Cómo voy a añorar esas miradas brillantes!

El tiempo no perdona... A cada día su afán.

 

Frodo, al final de sus días. Casper, al principio de su aventura vital a mi lado. Principios y finales, finales y principios. ¿Donde empieza la vida y donde acaba? ¿Donde empiezo yo la nueva andadura y qué hago con el tiempo pasado... ?

Desde mi ventana

Desde mi ventana

Comienza el día. Gris, con las neblinas abrazando las encinas. Con la humedad colgada del aire.

Desde mi ventana un entramado de rejas, pergola y ramas desnudas y frías de almendro.

Los perros ladran desde este lado de la valla a los pocos y habituales paseantes del camino. Sus perros les alertan y les alteran, a partes iguales.

Supongo que mi vecino maldecirá el día en que aparecí con un enorme cachorro... Ahora las pequeñas van creciendo lentamente y se harán enormes, mientras el fantasmita sigue siendo un pequeño pañuelo que no crecerá más.

Pareciera que mi mundo solo gira en torno a los perros. Pero, por desgracia, no es así. Simplemente dejo de mirar lo que no me gusta. ¡Y hay tantas cosas!

Desde mi ventana veo un poco de cielo, pero me bastaría salir a la entrada de la casa, para ver medio firmamento. El otro medio está detras de mí.

El mundo y sus preocupaciones, el mundo y sus bellezas.

No entremos en tópicos, mis amigos. El año no comienza hoy. El tiempo sigue su camino y nosotros lo miramos desde nuestras cuencas opticas y lo sentimos pasar en nuestros huesos... El año es un invento para medir la vida, pero la vida no se detiene por nada ni por nadie...

He dejado atras dos tercios de la supuesta vida que me corresponde. Pero no quisiera apurar el tercio estadístico que me falta... Es más, espero no apurar tanto el buen vino de la vida que llegue a tomarme el trago más amargo que queda en el fondo del vaso... El tiempo al tiempo, la vida a la vida. Y yo a mis perros, mis libros y mis amores...  Lo demás es silencio.

 

 

Alimentando a extraños monstruos

Alimentando a extraños monstruos

Se acerca el día del balance, donde todo el mundo se lanza a decir lo bueno y lo malo, lo más curioso y lo más de lo más...

Si llevo tiempo descartando la televisión como método de información, ahora más todavía permanecerá apagada para tanta vulgaridad.

Lo cierto es que seguimos alimentanto mosntruos: el paro, la corrupción, la idiotización de la sociedad, la avaricia y la inmoralidad, la crueldad y la estupidez. Monstruos de origen social.

Es más, ya ni siquiera reparamos en que los verdaderos monstruos somos todos nosotros, los que permitimos, por inacción, que cada uno de esos monstruos siga alimentandose de nuestra desidia.

El día que nos devoren no podremos quejarnos, porque los parimos, les amamantamos y les cobijamos sin decirles nada. Dejamos que creciesen, se enorgulleciesen de no tener trabas y prosperaron. Tanto que ahora nos comeran, como Cronos a sus hijos...

Y nos dejaremos comer. Porque somos carne de cañón mediático...

Todos, yo tampoco me libro...

 

 

Flechas surcando el cielo

Flechas surcando el cielo

No encuentro las palabras adecuadas para poder expresar lo que he sentido esta tarde.

De tan repetido podría perder su sentido, pero no es así.

Las grullas regresan al sur. Sus voces, sus llamadas, son tan características que es imposible no mirar al cielo cuando las escucho.

Regresamos del paseo cuando sus flechas cruzan el cielo azul, frío y limpio de nubes gracias al viento que ha hecho durante todo el día.

Una especie de felicidad reconocida, una sensación de tranquilidad esperada me ha invadido al ver manchas blancas y negras, alas y vientres brillar al sol del atardecer.

Y en ese camino de vuelta, con los perros rastreando felices los bordes del camino, un tractor levanta de la tierra el olor húmedo del otoño. Un olor a setas, a oscuro, a amarillo…

¿Cómo podría explicar un olor, un color, un sonido?

No puedo, debo recurrir a las imágenes y los sonidos que quién lea tenga de lo que le cuento.

La imagen la tomé ayer, día ventoso, frío y desapacible. La necesidad me hizo salir de casa, tomar el coche y subir a otro pueblo. Pero fui previsora, me llevé la cámara, pese a que la luz no era buena, las nubes hacían feo el cielo, pese a no ser una tarde hermosa.

Sin embargo conseguí un par de fotos más que decentes. El otoño nos regala tantas, que atrapar una no es difícil…

 

Y en estas fechas tan señaladas...

Y en estas fechas tan señaladas...

Pues dan ganas de mandar a la porra a más de uno y de dos.

Pero luego una piensa en positivo. Y como no aprende de sus errores, que para eso son suyos, decide intentar ser feliz... ¡Ingenua! Eso ya no está de moda, ahora hay que ser rico, rentista o parado. Los intermedios están muy mal vistos.

A lo que iva (si, ese del 21%), la felicidad de estos días me la están vendiendo, como en años anteriores, en pequeños frascos de cristal o en multiples aparatos de multimedia... Si anuncian tanto cachivache tecnológico será porque lo venden, ¿no? ¿La publicidad en la televisión no era carísima? Pues cuando la hacen es por que pueden. Y porque venden...

Pero no quiero hablar de anuncios donde te venden lo mismo que el año pasado pero con otro papel más brillante.  En lo que ando pensando en estos días es en mi propia felicidad, que la perdí hace tiempo. No soy desgrciada. Hombre, en algún momento del día puede que me de un ramalazo de desgracia horrible y figurada. Pero lo habitual es que me sienta anodinamente insegura, sin saber si reir o llorar,  ni feliz ni desgraciada. Lo que en mi tierra se llama indiferente. Y eso me repatea... No hay nada más feo animicamente que la indiferenia.

Hay que saber tomar decisiones, elegir aún a riesgo de equivcarse.

Comienza un año nuevo,analizo un año muy amargo en casi todas las cosas, si lo juzgo por el último trimestre... Pero aunque mi memoria no me alcanze, sé que los nueve restantes meses algo bueno tendrían.

Ahora hay que enfrentarse a  un año casi peor que el pasado. Pero ya no será lo mismo. Como han acabado con nuestras ilusiones, otro palo más no nos hace daño... (O eso se creen ellos)  Como se descuiden nos va a salir la bilis  y la necesidad de comer por el mismo lado y les vamos a tener que ajustar las cuentas y apretarles el cinturón a ellos un poco más cerca del cuello, que en sus y tripotas satisfechas ya no cabe ningún cituron: no quedan tallas para tales perímetros adiposos...

Pues nada, amigos, como no tengo solución y esto mio no se quita con medicinas, os deseo que se equivoquen todos y que el próximo año las cosas mejoren mucho y para bueno...

Lo dicho, un besazo a amigos, parientes y lectores amables....

 

 

Con permiso de Pau, te robo, descaradamente, el inocente papel.. con el que abrigaremos nuestras esperanzas en el año próximo.

 

 

 

Lo uno lleva a lo otro

Lo uno lleva a lo otro

No sé si el compadreo llega a esos extremos, pero a veces las cosas no suceden porque sí, sino por que no...

Me explico.

Me han aumentado el límite de la visa sin yo pedirlo. Verían que malamente mantenía a raya los gastos y los pagos ultimamente. Lo que presupone que un currito ha estado haciéndome las cuentas a escondidas o las estadísticas han hecho saltar alguna alarma. Lo que sea. La cuestión es que amablemente me han facilitado el credito en el mejor (es una ironía, que conste) momento: justo cuando me acaban de bajar otra vez el sueldo. ¿Será que el señor amable del banco sabía ya que iba a necesitar un poco más de dinero por lo que me iban a quitar los del otro lado? ¿Necesitan aumentar mis números rojos para cobrarme más intereses y aumentar sus propias ganancias? ¿Se habrán puesto de acuerdo para hacerlo a la limón el banquero y el político de turno?  Es que soy muy mal pensada, lo sé.

Sí, esta vez ha sido la sra Cospe la encargada de quedarse con casi cien euritos de nada de mi nómina y de la de unos cuantos miles de maestros más. ¿Cuantos millones de ahorro supondrán estas bajadas unilaterales y a traición de sueldos? Porque de los suyos no se oye nada, oiga ud... Y, lo que es más importante, ¿a qué van a destinar lo que me quitan a mí? ¿A quién va a beneficiar ese dineral que tan alegremente parece ser que nos pueden retirar de la nómina sin que le pase nada a nadie, salvo a nosotros?

¿Será para reforzar las ayudas a los parados? ¿Para ampliar los servicios sociales a los más desfavorecidos? ¿O será para sanear aún más las golosas cuentas de los bancos y los jugosos sueldos de los políticos?

No quisiera ser mal pensada (otra vez), pero me sospecho que será para lo de los banquero y los políticos. El resto son gastos poco rentables, ¿no?

Bueno, pues que eso,  a esperar lo siguiente... que ya se sabe que las desgracias nunca vienen solas. Y que los políticos mienten más que hablan... Y que los demás acabaremos haciendo buena esa frase tan vieja, gloriosa y certera  que dice que además de puta, no me pagan y pongo la cama... Uds sabran disculpar mi enfado y mis malos modos...

A todo esto, ¿para qué me disculpo? ¿A quién escribo sino a mí misma...?

Como decían en una peli, en esa peli: ¡Ay, qué penita me doy! (Dedicado a mi ex, que lo dice con mas salero que yo...)

 

Llegó

Llegó

Así, un lunes por la mañana llegó el despido para J.

La cuestión es que uno más no importa, siempre y cuando ese uno no sea un allegado que está a punto de casarse con tu hija. Entonces la cosa cambia.

Comienzas a darle vueltas a la cosa. ¿Por qué a él? ¿Por qué ahora? ¿Cómo se las van a apañar con la hipoteca? ¿Y cómo les ayudo yo si casi no llego a lo mío? Y.... y así hasta el aburrimiento.

Hata que te cansas de darle vueltas al asunto y decides que les vas a ayudar en lo que puedas y que ya saldremos y que son malos tiempos, pero que todo pasa y que lo nuestro es pasar haciendo caminos. Y por encima del camino está el azul del cielo, que podemos verlo todos los días y que dice Koldo que la esperanza está ahí, a la vuelta de la esquina, que sólo tenemos que mirar bien y bonito para verla...

Si, quiero tener esperanza y quiero traspasársela a mi peque, que la necesita más que yo, que para eso está en el primer tercio de su vida y yo en el último...

Y quisiera ser tan positiva como se pueda ser, pero como que a veces me derrumbo. Y veo retroceder las aguas y abrirse el mar y dejar al descubierto un camino valdío, seco y pedregoso por el que transitar hasta llegar a la otra orilla para continuar, durante cuarenta años por el desierto... Eso sí, sin maná.

Asquito de crisis...

Va por ud., amigo Koldo.

Retranca

Retranca

O tomadura de pelo, tanto da.

Me convocan a reunirme en el recreo con mis compañeros para protestar por los recortes. ¡Tenga ud. sindicatos para esto! Para que me tomen el pelo y me entretengan con cartas y comunicados y carteles y seudomanifestaciones y concentraciones y... Eso sí, todo ello fuera del horario de trabajo, no vaya a ser que nadie acuda y se queden todos ellos con el culo al aire. Que hasta hace poco les tomabamos en serio, pero de un tiempo acá, no les cree ni el Tato.

Y los demás, a lo nuestro, a no perder ni un día de trabajo. Me comenta R., una mujer enrome, simpática y con un poco de mala suerte desde hace algún tiempo, que la están contratando los fines de semana, en jornada de doce horas. Eso no estaría mal, si no fuese porque la empresa que la contrata ha despedido a doce personas de las de toda la vida y ahora anda contratando (sin contrato) a otras seis, para hacer "horas". Nada de antigüedad, vacaciones o paro... La pobre me dice que lo que es una desgracia para unos es una suerte para otros.

Me entra una especie de angustia vital y ganas de estrangular a alguien. Y me viene al recuerdo lo de esquirol... Pero ella no es un esquirol, es una mujer que se mata a trabajar para ahorrar un poco de dinero que la permita sobrevivir cuando se le acabe lo que tiene ahora. No tiene tiempo ni para pasear a sus perros y debe convivir con su ex, porque a casi un año de separarse no puede, ninguno de los dos, irse del hogar familiar.

Esto es lo que hay, me dice. Y yo la veo sonreir, feliz de tener por fin un trabajo, aunque sea en régimen de semiesclavitud...

Loados sean los votantes, Europa y la madre que nos parió en España en lugar de en Grecia, que entonces estaríamos peor ¿o no?

 

El amor de mi hijo hecho gata. 

Gris perla

Gris perla

Sigue el cielo amenazando nieve, pero ni por esas. Nada de blanco siberiano, sólo un viento frío y cortante como el hielo, se adentra en el abrigo y la bufanda y los guantes y los jerseís, y los pantalones y las botas y la ropa interior y en los huesos...

Me hizo pensar, el paseo que dimos ayer, bajo el sol y rodeadas de viento por los cuatro costados, en las penurias de los millones de soldados que intentaron, en su momento, avanzar hacia Moscú. ¿Cuantos murieron a manos del Padre Invierno? Millones también, estoy segura. Supongo que en eso se basaba la defensa de Moscú, allá en los tiempos en que los ejercitos se movían a golpe de pie de hombre y herradura de caballería.

Y también pensé en las bellezas que había visto en el museo del Prado, recién traidas del Hermitage. De esas riquezas por las que se movian esos ejercitos en la antigüedad. Esos tesoros que cargaban de codicia el corazón de los hombres. Oro, piedras preciosas, perlas, grises como el cielo que miro ahora mismo por la ventana. Esa ambición, parte de prestigio y parte de burdo deseo de posesión de oro, oro, oro...

Todos esos hombres sedientos de poder y riqueza no han muerto. Están aquí, reencarnados de nuevo. Como están reencarnados los miserables que murieron por darles a ellos el poder y la gloria. Los trabajadores de minas y los transportadores de desgracias ajenas.

Me extasío ante tanta belleza, ante tanto poder, ante tanta riqueza. Y, claro, es inevitable en mí, me hago la eterna pregunta: ¿Cuanta miseria se podría resolver con la venta de una sola de estas magníficas piezas de orfebrería y orgullo mundano?

Me da igual que pertenezca a un museo que a un capitoste rico o a las santas madres iglesias. ¡Si se pudieran vender a otro rico para emplear ese dinero negro y sucio en algo límpido y hermoso...!

¡Tanta belleza, tan inútil! Si hasta la cabeza coronada de un caballo es tan rica que con el adorno de su frente daríamos de comer años y años a unos cuantos de nuestros pobres...  ¿Vale más ese caballo que esos hombres?

En fin, sé que es una disquisición tan fútil como el sexo para los ángeles. Pero es que este día tan gris se me hace más triste si pienso en esos seres que mueren de frío ahí fuera (animales y hombres, bestias al fin y al cabo) y yo, aquí, junto a mi chimenea no puedo dejar de pensar en la belleza más extrema y el frío más intenso. Tendré que hacerme mirar esto mío, que no me deja disfrutar ni del calor ni del arte... ¡Mal me veo, Mateo! 

Nevada de hace 7 años en Pastrana. ¡No está mal!

Escamada

Escamada

Más bien desescamada... Ando, como las serpientes, perdiendo la piel a capas pequeñitas, casi a escamas. Me dan veinte y algunas razones más por las que me ha atacado, inmisericorde, la psoriasis, a estas alturas. Principalmente en las manos, lo que además de doloroso es bastante desagradable de ver. De momento sólo es el la palma, por lo que normalmente está oculto ese pequeño mapa en relieve en que se ha convertido mi piel ahora, con sus curvas de nivel a la vista: una capa, otra, otra, hasta llegar a la rosada capa más próxima a la carne. Esa se agrieta de vez en cuando y entonces la heridita está servida.

Pienso en lo frágil que es esta piel nuestra, que nos aisla del mundo exterior de forma tan perfecta. Una serie de capas de finísimas células, contienen, como dique bien construido, líquidos y músculos, la vida entera en una red casi transparente.

Es cierto que nos acordamos de nuestros órganos cuando nos duelen. ¡Y tan cierto! Y para que no me duela la piel me tengo que tomar un "ligero" veneno para el higado, con su antído en días alternos... ¡Como avanza la medicina! Me da un poco de grima empezar a tomar este supuesto remedio que me va a quemar el higado. Por más que tenga el antídoto a mano...

Así que cada vez me parezco más a una serpiente: cambio de piel y si me muerdo me enveneno...

Ja, ja, ja, pero no le vo la gracia por ningún lado...

Y como no soporto a las serpientes, he buscado esta preciosidad de réptil con patas, que me resulta más simpático. (Es que eso de andar sin patas por el mundo, me da un "no se qué" de mucho cuidado)

Y el mundo sigue girando, sin saber a donde nos lleva. Menos mal que aún hay posibilidad de soñar, pero eso lo dejo para otro día...

Queda innaugurado

Queda innaugurado

Eso es, queda innaugurado el otoño, que durará un suspiro para dar paso a un corto pero frío invierno...

Esa es la experiencia de años anteriores. Y visto lo largo que ha resultado este verano, la cosa va por ahí... por el frío intenso pero puntual.

Hoy, por fin, he encendido la chimenea. Llevaba varios días acurrucada en el sofá a ultima hora, tapada con una manta polar, de esas finitas, con la pereza que da levantarse luego.

Y para que la innauguración sea perfecta, el cielo me ha regalado unas gotas de lluvia y un cielo gris. Así da gusto. Veremos a ver lo que me dura la novedad. No tardaré mucho en quejarme de las heladas y lo largas que se van a hacer las tardes en cuanto se cambie al horario de invieno.

Pero bueno, la cosa es así. Las llamas ya bailan en la chimenea su danza hipnótica y el calorcito se va espandiendo por el salón y el pasillo.

 

El Cabo Norte

El Cabo Norte

Me dicen que J. ha hecho uno de esos viajes que una quisiera haber hecho, estar haciendo o hacer en un futuro no muy lejano.

Un viaje hacia el gran norte, el de los largos días y las interminables noches, cabañas y frío, miles de kilómetros y una aventura domesticada. También lo imagino como un viaje interior, como el de Ulises. Un viaje-ida-reencuentro con uno mismo.

Es curioso como las cosas que pensamos y deseamos se mezclan con las cosas que desean y hacen otros. Todo está hecho y vivido por otros. Pero eso no quita para que nosotros queramos vivirlo o hacerlo. Será nuestro propio viaje interior, nuestra huida y nuestro reencuentro el que haremos.

Andaba yo estos días pensando en ir a Estambul. Más bien en cruzar el Bósforo con mi coche. Eso sería algo así como lo de Lisboa, pero a lo bestia. Miles de kilómetros, varios paises y un largo mes de carreteras secundarias.

No sé si lo conseguire, pero es, de nuevo, una meta a cruzar. Una meta impuesta voluntariamente, una ilusión y un deseo por cumplir.

La vida y sus avatares serán las que me limiten o permitan hacer ese viaje en busca de una odisea personal, donde Ulises se quedará en casa y será Penélope la viajera. Mientra llegue el tiempo para que eso suceda, tejeré un tapiz con el mapa que deseo cruzar algún día...

Cada uno tiene sus motivaciones para soñar. Cada uno tiene sus motivaciones para conseguir que se cumplan esos sueños.

El Cabo Norte, en Laponia (Noruega)

Octubre

Octubre

Mañana comienza octubre. Así, como quien no quiere la cosa. Ya han pasado tres semanas de septiembre, entre el ir y venir de libros, cuadernos y niños nuevos.

El curso se precipita hacia las navidades. Llevo ya un tiempo pensando que los días se me escurren suavemente entre las manos, como un puñado de arena fina. Tienes la sensación de haber tomado un enorme puñado de ella. Días y días sin fin, que tardarán mucho tiempo en desaparecer. Pero no es verdad. Se escurren de uno en uno, cada vez más rápido. Y no vale apretar los puños para que la caída sea más lenta... Cuando menos queda en las manos más rápidas se van...

Y se me escapan los días, los meses, los años. Debe ser la cuesta abajo de la vida, esa que indefectiblemente nos acerca al final.

Pero las tardes son hermosas aún. Paseo con los perros con calor exagerado aún. La luz ya amarillea, pero el calor aprieta. Y los mosquitos nos atormentan y las moscas se pegan a la piel, haciéndome bailar el baile de Sanvito... Y a ellos rascarse los ojos con las patas delanteras.

Y subimos por el camino, lleno del polvillo blanco que los caminones y los coches van levantando y la lluvia aún no ha limpiado.

Son tardes hermosas, tranquilas, en las que los veranenantes han desaparecido, dejándonos el campo para nsotros solos. Tal vez algún disparo perdido en la lejanía y el ladrido de algún perro triste y solitario en su parcela, esperando el fin de semana para poder berber agua fresca y un poco de comida, y tal vez, solo tal vez, recibir una caricia despegada de un dueño poco cariñoso.

Así hemos llegado hasta aquí.

 

Desde las estrellas nos miran

Desde las estrellas nos miran

He mirado, por curiosidad, en qué día de la semana caía tal día como hoy hace diez años. En martes. Me recuerdo viendo la televisión asombrada. Como siempre tardé en ponerla. Alguien me llamó por teléfono para decirme que si lo estaba viendo. ¿Viendo el qué? Viendo en directo la muerte y la destrucción. Si algo me sorprendió en ese momento fue el silencio absoluto de las imágenes. Es sorprendente como la ausencia de sonido hacía más intensas las imágenes.

Nunca entendí por que se censuró la banda sonora del desastre, sonidos que todos conocemos de las pelis americanas. Esa ausencia de referencias sonoras daba un gran espectáculo al estilo americano. Con sus exageracinones en cifras de muertos (bastantes fueron, demasiados) y sus especulaciones.

Y cuando todo acabó, con esa caida literal y metafórica de los dos gigantéscos edificios, del orgullo de una nación, del simbolo del poder econcomico de un país, apagué la tele. Apagué la realidad, como siempre hago.

Esa noche, como tantas otras, miré a las estrellas. Entonces no estaba Urko para acompañarme, como tampoco está hoy. Ni Frodo, ni las hembras. Ningún perro andaba entonces a mi lado para contemplar un espectáculo que se repite todos los días. Así que las ví en el silencio de la noche, en un patio minúsculo en comparación con el jardín que ahora tengo. 

Y me viene a la cabeza el desastre del Japón, también terrible.

Creo que todos los muertos tienen que terminar ayudando a brillar a una estrella. Sobre todos los muertos inocentes, los niños y los perros. Porque sí, hay muertos inocentes, que se encuentran en el lugar menos adecuado y en el tiempo más inoportuno.

Pero como siempre digo, nuestro destino está escrito en las estrellas, esas mismas desde las que nos sonrien los buenos hombres, los niños y los perros y los gatos que murieron sin saber por qué.

Es lo que tiene el destino caprichoso, que no hay reglas a las que se pueda ajustar...  

Sintra

Sintra

He pasado dos días en Sintra, un pequeño y precioso pueblo portugués, patrimonio de la humanidad según la Unesco.

La verdad es que es un sitio muy bonito, demasiado turístico, con unas cuestas tremendas y palacios, palacetes y caserones impresionantes.

De hecho he dormido en un palacete de principios del siglo XX reconvertido, con poco acierto, es vedad, en casa rural.

El entorno tiene una serie de palacios de la época del romanticismo portugués. Palacios eclécticos en su estructura, con grandes influencias orientales, medievales y renacentistas. Todo un coctel de arte imitado.

Me dejó sorprendida la vegetación atlántica, con begonias enromes, tan gallegas ellas, palmeras, pinos, eucaliptos, abetos y un sin fin de pequeñas plantas cargadas de flores que prosperan gracias a la humedad del mar, que se adentra en el interios de la punta de la nariz del mapa. Y el mar, tan fascinante como siempre, a tan sólo 12 kms. De hecho lo veíamos desde lo alto de la colina sobre la que se asienta el palacio da Pena, uno de los edificios más singulares que haya visto jamás.

Se nos han quedado muchas cosas por ver en la zona, lo que nos hace pensar en regresar el año que viene, con un par de días más por delante, para patearnos Lisbos capital, que entusiasmó a mi peque y para bajar al Algarve, mi próxima meta.

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La muerte de Urko sigue estándo presente, minuto a minuto. Y como me ha dicho mi vecina C. jamás se me olvidará. Tiene razón. Nuestros muertos, personas o animales queridos, no se olvidan. Por lo que nunca terminan de morir para nosotros. Yo recuerdo a mis perros muertos o dejados en manos ajenas. Y recuerdo muertos allegados y no tan allegados que han pasado por mi vida. Y también recuerdo muertos en vida, esos que se han alejado de mí vivitos y coleando, pero que para el caso, muertos están.

No sé cuales me duelen más, si los reales o los metafóricos. Y aunque parezca que a estos ultimos los puedes recuperar en algún momento, no es cierto. Cuando alguién muere dentro de tí, por más vivo que esté, ya solo forma parte de los cadáveres esquisitos que conservamos en nuestra memoria.

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Septiembre comenzó con una muerte. Espero que vaya mejorando con los días, como un racimo de uvas maduras. Eso o la putrefacción de los granos en la parra al final de mes. Y servir de alimento a los pájaros y los insectoe, que tampoco es un mal final para una fruta.

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Septiembre es el principio del año para mí. Así que me deseo un año, al menos, tan bueno como el anterior en cuanto a ciertas facetas vitales. Las otras, que sea lo que el destino tenga escrito para mí... ¡Qué remedio!

 

Palacio da Pena, Sintra. Portugal

 

Demasiadas causas

Demasiadas causas

Al hilo de lo que leo en el Habitat, pienso en la cantidad de causas solidarias por las que luchar. Y creo que hay demasiadas. Algo no funciona o funciona terriblemente mal. Este mundo tan complejo se nos escapa de las manos. Y hay tantas cosas por las que luchar y por las que lamentarse, que no me extraña que la mayoría de la gente del primer mundo haga oídos sordos y esconda la cabeza debajo de la arena para no ver, no oír, no decidir. Eso a pesar de que los medios de comunicación nos bombardean cada vez más con una vuelta al mundo en ochenta horrores cada vez que vemos un telediario o leemos un periódico.

Una de mis peques está ahora mismo al otro lado del mundo, justo a doce horas de distancia. En ese intermedio de tiempo que yo he vivido y ella va a vivir (paradojas de la vida y los husos horarios) la muerte nos puede acechar aquí o allí. Pero también la vida y los paisajes más hermosos del mundo. Da igual que sea el humilde camino bordeado de romero o los corales por los que se va a sumergir. El mundo es grande y cabe de todo en el. Esa es la grandeza y la miseria de todo esto, que mientras unos matan, otros mueren y algunos se estasían frente a una puesta de sol con cocotero turístico incluido.

¿Injusticia? Tal vez, pero del dinero de unos viven los otros. Y eso, nos guste o no, es el sistema que hemos creado. Habría que encontrar otro más justo, pero ¿donde, quíen, cómo...?

 

Vagancia

Vagancia

Lo reconozco, he estado muy vaga ultimamente. Veo, asombrada, que hace más de un mes que no pongo unas letras por aquí. Tampoco pasa nada por ello, pero  bueno, hoy parece que me he despertado con ganas de hacerlo.

Ayer cayó una tormenta de esas que limpian de polvo y paja todo el campo, los tejados y hasta las cabezas. Al poco una luz amarillenta lo llenaba todo de tonalidades verdes, brillantes y luminosas.

M. come conmigo y hablamos de I. Hablamos de sus obsesiones, de sus miedos y de lo que cada uno de nosotros le ha propuesto. M. y yo no solemos coincidir en las formas, pero en el fondo somos más parecidos de lo que quisieramos reconocer.  Y queremos lo mejor para él...

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Hablando de primaveras: este año la cosa está explosiva. Siempre me ha parecido que el verde le sienta muy bien al campo. Tal vez por que me recuerde los paisajes del Pirinéo y del norte de España. La verdad es que aquí, en dos o tres semanas, se acabó lo que se daba. En cuando entre el calor el amarillo se hará dueño de todo. Y eso también tendrá su encanto...

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Ando haciendo fotos como una loca, lo reconozco. En unos pocos metros de camino me paro varias veces. Esta flor, aquel grupo de rocas, ese pájaro posado en el cable de la luz, el fondo del bosque... 

Mira que despotrico contra las nuevas tecnologías, pero esto de la foto digital me tiene enganchada...

Intentaré poner alguna la semana que viene en esta entrada, que desde casa es imposible, ya lo sabeís.

Pues voy a seguir disfrutando del verde mientras dure, como de la vida...

Aguas sucias

Aguas sucias

Urko tiene un radar para las aguas estancadas o "negras", Esas aguas de olor hediondo, color casi negro y textura aceitosa. No sé como lo consiguió ayer, pero regresó de una de sus incursiones hasta la tripa de esa sustancia asquerosa. ¿Donde estaba la charca? Imposible saberlo. Estabamos subiendo por un amplio valle lateral al camino que usamos todos los días. Ayer me entró la vena aventurera, ¡ja! No había subido nunca por esa vertiente y el camino promete. Continuaremos con la exploración.

A lo que iba... Cuando regresabamos apareció Urko enlodazado y apestoso. A nuestro alrededor pinos, encinas, romero y pequeños robles. ¿Dónde se había metido? Miré el suelo con más atención y me di cuenta de que bajabamos por una amplia barranquera húmeda. Se veía vegetación de ribera, junquillos requíticos y secos. ¿Dónde estaba el agua? Hace varios días que no llueve y el calor de estas semanas debería haber acabado con cualquier resto de humedad.

Lo que más me preocupa es saber de dónde salen esas aguas tan de pozo negro en mitad de un bosque mixto.

Y mientras yo estoy en estas especulaciones bucolico-ecológicas, el mundo sigue su curso, su lento caminar hacia nuestro propio y negro destino. ¿O me confundiré y llegaremos, por fin, al ansiado paraíso perdido...?

Hacía calor. La tarde estaba espléndida. No se puese ser pesimista ante un momento así. En plan egoísta pienso: Mientras este pequeño reducto permanezca así, que se caiga el resto del mundo. Pero, ¡ay!, las aguas negras en mitad de ese bosque me dicen que la mierda nos llegará hasta las rodillas a no tardar mucho. Que ni los lugares más hermosos y recónditos que conozco se libran de la civilización y la contaminación. Me vuelve el pesimismo: no, esto no tiene solución...

 

30 kilómetros a la redonda (II)

30 kilómetros a la redonda (II)

La cifra sigue subiendo, la radiación se sigue extendiendo.

La vida continua, pese a todo. Y la hermosa nevada de pétalos debe ser ahora un bálsamo para el dolor de los rasgados corazones.

La belleza, siempre lo digo, siempre lo diré, la belleza es efímera, inútil, sencilla y universal. La belleza nos redime del dolor, de la obscuridad, de la barbarie.

Escribo desde un bar, en el pueblo, donde la red funciona a velocidad adecuada. Los paisanos hablan, la televisión me taladra la nuca, y, aún así, no pierdo la ocasión de subir esta foto que vale más que mis mil palabras de turno.

He bajado al bibliobus, he sacado cinco libros, más los cuatro o cinco que enadan por la mesa... ya tengo lectura para un mes. Ya iré comentando alguno de ellos. Prometen.

 

 

 

 

30 kilómetros a la redonda (I)

30 kilómetros a la redonda (I)

Paseamos Farah, Urko y yo bajo el primer sol de la primavera. Si tuviera un mapa que señalase la pista por la que vamos estoy segura de que andaríamos rozando los 30 kílometros de seguridad respecto a la central nuclear que nos pilla más cerca (la otra no anda mucho más lejos, la verdad)

Hace unos años el minúsculo pueblo en el que trabajaba, en una pequeña unitaria, andaba a la greña con Unión Fenosa porque el límite del termino municipal estaba un poco, muy poco más allá de esos 30 km. Y por lo tanto no recibían ningún tipo de ayuda o "tapa conciencias", que también se dice así al dinero que calla las bocas y llena los bolsillos de los ayuntamientos próximos a las centrales nucleares.

Dineros que nunca supe en que se gastaba, pues una vez planteado el cierre todo eran llantos y decir que se hundía la zona.

Fueron cigarras muy diligentes para gastar durante muchos años. Y cuando se cerró el grifo... lamentos otoñales.

Viene esto, al desastre de Japón, ¡qué lejos pilla Japón!