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Cavernicola

Cavernicola

Hoy he tenido el dudoso placer de hablar con un energúmeno prehistórico. Alguien que no ha superado la edad de piedra. Sólo le faltaba la piel y la garrota de mi cavernícola favorito. Y le sobraba la mala educación. El incidente tiene su miga, pero no os voy a cansar con ello.

Escribo, simplemente, que no entiendo a las personas que hablan a gritos, que anteponen su razonamiento al de los demás, que no dejan un lugar a la explicación ajena. Hablo de esas personas que se consideran "algo" por tener un poder que nadie les ha dado, aunque sea  un poder tan estúpido como el de ser presidente de una junta de vecinos, puesto heredado, por cierto, de una buena persona que murió este verano.

No entiendo a quien ataca y acusa para defender su propia inoperancia. Pero, sobre todo me ha sorpendido su mala educación. La forma de hablarme a gritos antes de que yo entendiera de qué iba la función.  Y cuando lo he comprendido me ha parecido tan ridículo, que he dejado de escucharle.

Despues un muchacho se ha disculpado por su comportamiento. Curiosa la situación. Quien nada ha hecho se siente responsable de un elemento que no merece ni el nombre de hombre. Tal vez sentía vergüenza ajena. Será eso.

Dejo para la próxima una hermosa historia de corazónes mezquinos y grandes corazones, que curiosamente también he vivido hoy...

Ha sido un día frío, con un sol radiante y dos historias contradictorias, como la vida misma.

2 comentarios

XiMiXo -

Esto me recuerda a la viñeta de Forbes en el pais del 11-D

http://www.elpais.com/vineta/?autor=Forges&d_date=20081211&anchor=elpporopivin&k=Forges

Koldo -

Hay que ser, estar y sentirse muy maduro para valer para la vida ermitaña (sin "h", usted perdone: suponía que ermita y ermitaño tenían algo que ver con lo "cerrado" o "hermético" que es con "h"... ¡craso error!)... incluso siendo voluntario, deseado y buscado ese "retiro".
Le cogí mucho miedo a esa experiencia, después de que, por 1ª vez, me fui de la casa paterna -aún no tenía los 18- para vivir yo solito... y que me dejaran en paz... Sería por la edad y las circunstancias; pero casi se me fue la olla. Le cogí, como digo, mucho respeto. Aunque no sea especialmente social ni juerguista ni todo eso... al final, me siento más seguro (incluso de mí mismo) si frecuento la compañía humana (yo también tengo perros). Como siempre, el Sr. Muiño sabría por qué...
Aun así, también tengo claro que siempre mejor solo que mal acompañado... por supuesto.
Cambiando un poco de "tercio", a mí también me provoca experiencias extrañas lo de la luna llena. Aún recuerdo perfectamente una que compartí en pleno campo, cerca de El Escorial, con un par de amigos, en agosto, hace ya "eones", que decidimos (yo tampoco aguanto el calor) pegarnos una buena caminata de noche y a la luz de una luna... ¡que hasta daba una nítida sombra...! Nos pasaron cosas "raras" y casi "paranormales"...
La gente está "atacá"... Aun en casos como el del "cavernícola" suelo ser bastante tolerane: algunos están mal, muy mal, y ni siquiera lo saben ni se dan cuenta... No es que me den lástima; pero tampoco suelo "colaborar" con reacciones de cabreo: sólo sirve para ponerte en su terreno, ayudando a alimentar el "fuego"... Así que mucha paciencia y actuar con "escucha activa".
Te dejo, "la dama". Te confieso que he sido incapaz de seguir tu método "apuntador" de momentos felices. Hoy he leído en El Público que la felicidad se contagia: que se ha demostrado que existe mayor probabilidad de ser feliz si los que te rodean (excluídos -curiosamente- los compañeros de trabajo) son felices...
A mí también me gusta la luz: cuanto más, mejor. La luz invita a salir y a disfrutar "fuera": la naturaleza, sobre todo. Los inviernos invitan más a la lectura y la introspección... De ahí que, muchas nos pueda resultar algo incómodo. Con los años ves que el invierno te sirve bien de "preparación interior" para explotarlo más tarde con el buen tiempo...
¡Hala! (a saber si será o no con "h"...) que disfrutes de este lluvioso fin de semana.