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casiazul

Urracas 2

Urracas 2

Pues no se han ido. Será que yo no miro lo suficiente. Fregando ayer las vi. Grandes, negras, blancas, azuladas... Mis queridas urracas. Eso me pasa por tener las cortinas echadas. Cuando me doy cuenta las abro un poco y veo desfilar la vida.

He plantado ajos en el huerto, así que tendré que verlos crecer. Aprenderé de ellos a soportar las heladas que nos quedan, las brumas y la lluvia. Más adelante seguiré plantando tomates, cebollas y otros berenjenales. La cuestión es, pese a lo que he dicho en la entrada anterior, ver crecer algo, aunque sea una humilde berenjena.

Así me obligo a tener cosas que dependen de mi salud mental, para fortificarla y darle motivos de vida... ¿Terapia? Pues sí, la terapia de los pobres. Y de los que no creen, como yo, en los beneficos de la psicoterapia, a pesar de mis paseos por el habitat.

Al igual que el mal y la duda están dentro de mí, tambien lo está la fuerza para pelearme con ello día a día. Y cuando me fallen las fuerzas acudiré a la química, que es lo único que me aportó mi última recaida, una farmacopea de lo más esquisito.  

Pues eso, que las urracas no se fueron y yo tampoco me voy, de momento, a ningún sitio.

3 comentarios

La dama -

Gracias a los dos. Koldo ya ha recibido, supongo, mi agradecimiento por otro camino. A ti, Pau, ya te he visitado.
Y, sí, teneís razón los dos: la literatura nos salva de muchos males, entre ellos de la estupidez.
Un beso a los dos y nos leemos por el camino...

pau -

Hay tantas cosas por las que vivir...
Mi comentario debía ser: "como dice Koldo, leer es un asidero." Y al entrar lo encuentro con su típico escribir.

Cierto, y tampoco sería el único que te echaría de menos.
Somos una miserable mota en el sendero, pero incluso así servimos para algo; y nuestro andar, aunque lo creamos imposible, marca un camino que a pocos o muchos les servirá.

Un abrazo.

Koldo -

¡¡Hola, "dama"!!

No he podido evitar "pinchar" tu enlace para saber algo de ti.
¡Qué curioso! A medida que leía este último comentario tuyo, se me iban ocurriendo cosas... y, antes de abrir mi espita de verborrea habitual... tuve paciencia y seguí leyendo el anterior (¡qué fuerte!)... que confirmaba mis temores...
Pues nada, que sólo quiero mandarte un abrazo muy fuerte, que sepas que no estás "sola" y desearte... ¡¡¡sí!!!: ¡¡que vuelva pronto la luz...!! que, como se prolonguen mucho más los "nublos" (como decía mi abuela), te veo arrastrándote por el suelo... sin fuerzas ni para llegar al huerto y recoger esos ajos...
Mis 51 añitos, de nada, me han hecho entender (algo es algo) que siempre habrá literatura, filosofía y lógica (todo ello, entiéndelo entre comillas) para justificarse a uno mismo que "se puede" y, lo que sería peor, que "se debe" uno sentirse por los suelos... de forma perenne.
Yo sólo podría decirte lo contrario (que también sabes de sobra): que todos -todos- podemos y tendremos momentos de angustia o desorientación; pero que siempre deben ser la excepción y que no deben retroalimentarse... En el peor de los casos, "sólo" habría que "no hacerles caso", "olvidarlos", "despreciarlos", exactamente igual a como haríamos con alguien que no nos interesa ni lo más mínimo... hasta tal punto, que ni merece la pena hacérselo saber, manifestárselo... dedicarle ni un minuto ni de nuestro tiempo ni de nuestro recuerdo o sentimientos.
Te lo digo por experiencia -larga- por mi parte...
Y te diría, también, al hilo de una reciente entrada de "El Hábitat...", que igual que puede subirte -o bajarte- la tensión o el azúcar o el colesterol... o ¡qué se yo!, también forma parte del funcionamiento normal (químico, sí) de nuestro cerebro ese tipo de pesadumbres... ¡¡transitorias!! y nada, nada, metafísicas, sino naturales...
Perdona que te insista sobre una obviedad; pero creo que siempre es bueno que "otro" te lo recuerde: volverán, sí, "volverán las oscuras golondrinas"... ¡¡¡y el sol radiante y agobiante, también!!!
Lo peor de lo peor, tienes toda la razón (¿ves como tú también lo "sabes"?) es darle vueltas y vueltas a ese tipo de oscuridades sin salida... como regodeándose en "pozoñas" sin sentido ni beneficio ninguno... como una autocomplacencia morbosa.

¡¡¡Nena (y perdón por mi familiaridad), tú vales mucho!!! Así que ¡a ver qué me -y, sobre todo, "te"- vas a contar la próxima vez que me pierda por tu "casiazul"...
No te puedo decir todo aquéllo de que "el mundo es maravilloso y merece la pena vivirse"... No (y no porque fuera mentira). Porque la verdadera maravilla eres tú, tu vida y la de tus seres queridos... Y otros, como un humilde anónimo desconocido, que te echaría mucho de menos... Te lo aseguro.