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casiazul

Octubre

Octubre

Mañana comienza octubre. Así, como quien no quiere la cosa. Ya han pasado tres semanas de septiembre, entre el ir y venir de libros, cuadernos y niños nuevos.

El curso se precipita hacia las navidades. Llevo ya un tiempo pensando que los días se me escurren suavemente entre las manos, como un puñado de arena fina. Tienes la sensación de haber tomado un enorme puñado de ella. Días y días sin fin, que tardarán mucho tiempo en desaparecer. Pero no es verdad. Se escurren de uno en uno, cada vez más rápido. Y no vale apretar los puños para que la caída sea más lenta... Cuando menos queda en las manos más rápidas se van...

Y se me escapan los días, los meses, los años. Debe ser la cuesta abajo de la vida, esa que indefectiblemente nos acerca al final.

Pero las tardes son hermosas aún. Paseo con los perros con calor exagerado aún. La luz ya amarillea, pero el calor aprieta. Y los mosquitos nos atormentan y las moscas se pegan a la piel, haciéndome bailar el baile de Sanvito... Y a ellos rascarse los ojos con las patas delanteras.

Y subimos por el camino, lleno del polvillo blanco que los caminones y los coches van levantando y la lluvia aún no ha limpiado.

Son tardes hermosas, tranquilas, en las que los veranenantes han desaparecido, dejándonos el campo para nsotros solos. Tal vez algún disparo perdido en la lejanía y el ladrido de algún perro triste y solitario en su parcela, esperando el fin de semana para poder berber agua fresca y un poco de comida, y tal vez, solo tal vez, recibir una caricia despegada de un dueño poco cariñoso.

Así hemos llegado hasta aquí.

 

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