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Pequeño milagro

Pequeño milagro

Recupero este texto de hace dos años. Más o menos habla de lo mismo que iba a hablar hoy. De noches estrelladas, nubes  y fugaces promesas de imposibles.

Habla del paso del tiempo y de pequeños cambios vitales que asustan hasta que llegan y pasan y luego descubres que no pasa nada.

Y aunque jure y perjure que "yo me entiendo", en realidad no entiendo nada de lo que pasa. 

Siguiendo el principio de que justo cuando tú no lo has podido ver, el espectáculo ha sido fabuloso, así me ha pasado a mí este año con las lágrimas de San Lorenzo. Un día por nublado, otro por falta de ganas y otro por sueño exagerado, lo cierto es que este año no he conseguido ver ni una sola de esas pequeñas partículas muertas de roca estelar.  Y van y me dicen que este año ha sido uo de los mejores... ¡Sniffff!

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Y pensando en el inexorable paso del tiempo, llegó, no sé si por suerte o por desgracia, mi último año de trabajo. Tengo ciertas ideas contrapuestas al respecto. Por un lado se me va a hacer pesado si estoy todo el tiempo deseando que llegue el final… Y por otro se me va a hacer muy corto, si me atengo a lo que ha pasado estos dos últimos años, que se me han “ido” volando, sin tiempo a darme cuenta de ellos.

…………………..

A veces la vida nos obliga a tomar ciertas decisiones. A veces esas decisiones son buenas pero equivocadas. Lo que es bueno para una cosa es mala para otra…

Yo me entiendo….

Y luego vas y metes la pata hasta el fondo. Pero eso es lo que te pide el corazón. Y a estas alturas la razón sirve  ya para todo, pero el corazón lo tengo un poco abandonado.  Así que ando con la duda vital y visceral de si hacer caso al corazón o a la razón…

No sé, no sé…

……………..

Por cierto, creo que el mundo sigue su curso violento y estúpido más allá de mí. Y la vida se abre paso y se acaba a partes iguales. Es lo que tiene la aventura de vivir: un día va y se acaba para unos seres y comienza para otros.

Por ejemplo, esta preciosa, pequeña y hermosa flor, un pequeño milagro de la Naturaleza, que no deja de sorprenderme casa día con su belleza simple y eterna…

Me dicen del amor

Me dicen del amor

Con casi dos meses de retraso, os deseo un nuevo año de vida. En tiempos se decía feliz, ahora, con que sea ya es suficiente.

Tal vez me deje llevar por el desánimo, pero, amigos, es lo que hay.

Hoy, 23 de febrero de 2015, la mañana duda entre el nublado y el sol radiante. Yo dudo entre desearos feliz años o que no nos pase nada con la que está cayendo.

Pero, en el fondo, siempre están lloviendo piedras, ¿verdad?

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Comienza el año con la nostalgia de lo que se fue,

con el miedo indefinido de lo que no sabemos si será.

La música llena el salón, atractiva, violenta,

como ese amor que se recuerda, lejano, intenso.

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Veo sus sentimientos transparentarse en sus gestos. Escucha atento la música que él mismo ha elegido, a cambio de los valses tradicionales del primer día del año.

La chimenea crepita suavemente, el sol entra por la ventana. Sus manos llevan el compás y sus ojos ven lo que no está a su lado ahora. Esa persona que ya se apartó de su camio, con determinación casi suicida.

No puedo averiguar cual de ellos es, pues hay más de uno, más de dos. Sé que algún fantasma le está atormentando con su presencia.

Me acerco a él, le toco suavemente la espalda, para que regrese a este mundo, para que mis fantasmas se alejen también de mí.

Me mira, y sus ojos son espejo de los míos.

LLoramos abrazados, no sabemos por qué.

Miento, sabemos de sobra porque lloramos el primer día del año.

La tristeza ha podido con nosotros. Esa tristeza amarga que se quita el velo  para mostrarnos lo que no seremos jamás: almas satisfechas, corazones tranquilos.

Nos queman los recuerdos, nos queman las saladas lágrimas.

Por un instante nos miramos y una tímida sonrisa se dibuja en nuestras caras, de nuevo un reflejo de espejo.

- ¿Por qué lloramos?

- No lo sé.

- Feliz año nuevo.

- Feliz año nuevo, mi amor.

Y comenzamos el año con un abrazo, de esos que no tiene tiempo ni lugar, que no tiene necesidad de palabras para empezar y para terminar...

 

 

Luna roja, simbolismo de guerra. La vida sigue siendo una lucha. Ganemos la batalla, dado que la guerra la tenemos perdida, sin duda.

Besos de otoño

Besos de otoño

Besos fríos, desabridos,

con olor a seta húmeda, amarillo y viento.

Besos escondidos detrás de la chimenea, 

esperando al diablo que los quemará en su chispa anaranjada y su risa cruel.

Besos que no llegan, porque no está escrito en su destino

acariciar la piel suave de los labios, la piel fría de los pechos.

Besos ocultos en el silencio de los álamos casi desnudos, 

azotados por el viento y la lluvia del olvido. 

Besos que son pensamiento fugaz en una punzada de dolor. 

Besos que llegan enmarcados en fríos imposibles.

Besos que no llegaran a su destino, 

porque el destino o el hombre, nunca se sabe, 

son incapaces de hacerselos llegar

a la piel huerfana y herida,

que espera, paciente, hacer realidad sus delicados sueños.

Biblioteca

Biblioteca

Aquí ando, amigos. Metida en la aventura equinocial de crear una biblioteca con los restos de naufragios de otras bibliotecas caseras. 

No me he perdido de milagro. Aquí sigo. Una amable lectora me ha recordado que tendría que ir pensando en hacer otra de esas cosas que me gustan: Escribir. 

Es el tiempo. A ello me pongo. 

 

Esa soy yo, Princesa de Eboli por un día, hace mucho, mucho tiempo, justo en el Palacio Ducal de Pastrana... 

Tempus fugit.

En época de cambios...

En época de cambios...

... no hacer mudanza.

Eso dice la frase que me ha dado siempre tanto que pensar cuando he estado en duda de si ir o venir, entrar o salir.

Es una frase acertada para los prudentes, pero cansada si la repites muchas veces, porque te deja anclada en la inacción permanete. Por la sencilla razón de que siempre hay cambios. En todas las épocas de la vida, del hombre, de la Tierra, del Universo, siempre hay cambios. Visibles u ocultos, rápidos o lentos como el transcurrir de los eones.

Tengo ya todo el tiempo que necesito para mí. La cuestión es qué hacer con él.

Tantos planes, tanta espera, tanta intranquilidad y quemazón, para esto, para no parar.

Días que vuelan en preparativos, en esperas, en sueños... días que no cunden, porque una no cambia de costumbres y rutinas caseras aunque cambien sus horarios, sus tareas. 

El verano ha pasado en un suspiro, pero esta vez no he tenido la sensación de apurar los ultimos días, las últimas horas. Esta vez el verano se ha prolongado hasta este momento en que estoy escribiendo. Ahora es aún verano y cuando llegue el invierno, el crudo y oscuro invierno, seguiré estando de vacaciones.

Ya no más madrugones obligatorios, ahora serán voluntarios. Lo malo es que el cuerpo se despierta, puntual, a la misma hora. Y los perros controlan el despertador natural aún mejor que yo.

Intento mantenerme una hora más en la cama; las 7 de la mañana no son horas de moverse, ¿para qué? , pero a las 8 ya no aguantamos ni ellos ni yo...

Me han felicitado, y supongo que con razón. La etapa del jubileo ha empezado.

¿Me alegro ya? Porque aún no he tenido tiempo de pensarlo...

 

Este árbol, cargado de manzanas tentadoramente llenas de libros, con búhos lectores y flores letradas, se ha quedado en el pasillo que recorreran los que allí he dejado. Ha ido creciendo en tres años, primero le crecieron las manzanas, luego nacieron las flores y por fin los búhos se posaron con sus lecturas favoritas en la vaya, que este año espero que se cargue de libros bien colocados en su madera aún blanca...  

Les dará buena sombra. Eso espero, eso quiero.

Noches ladradas

Noches ladradas

Hay noches y noches.

La de ayer fue una noche de ladridos. Uno comenzaba y otro continuaba. Y así repetidos ecos de ladridos me han mantenido despierta.

La noche era calurosa y unos mensajes de mis viajeros me han despertado aún más.

Su viaje les ha llevado tan lejos que parecen estar en otro mundo. Sin darse cuenta del desfase horario, me envían imágenes maravillosas que saboreo con deleite.

Imagino sus sensaciones, sus ojos abiertos de par en par para no perder ni un detalle de ese mundo tan conocido a través de las películas  y los libros, los comics y las series de tv.

Una de ellas me sorprende por su grandiosidad: el puente de Brooklyn.

Podría haberla buscdo en internet, pero la he buscado en mi corazón. Mi hijo es quien se sienta en el banco, en ese banco tan cargado de historias y personas recordando historias, que parece mentira que pueda soportar tantas emociones juntas...

Ayer fue una noche en la que los perros ladraron y yo soñé con estar sentada en un banco, al lado de un enorme puente...

17 de julio

17 de julio

Hoy, 17 de julio, es el cumpleaños de dos personas a las que conozco un poco y de las que desconozco mucho.

Una es un muchacho pelirrojo, ya entrando casi en los 30, supongo. Un niño que fue tan especial para mí como lo pueda ser cualquier otro, pero que por su forma de ser, por su corazón enorme y sus nervios acelerados, me enseñaron que el amor tiene muchas formas de presentarse.

Quise a ese alumno como pocas veces he querido a un niño que no haya sido mi hijo.

La otra persona es un buen amigo, del que hace tiempo no se nada o casi nada, salvo vagas referencias de amigos comunes. Pero sé de su cumpleaños porque coincide con el de mi alumno pelirrojo. Él está entrando en los 70, asi que media entre ellos "toda una vida", que yo me pasaría con ellos...

Los recuerdos tienen esta manía de no alejarse demasiado de mí. Los recuerdos me van invadiendo cada día un poco más. Cuanto más vivo, mas materia para los sueños tengo. Mas carnaza para el sentimentalismo barato que me aqueja ultimamente...

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Mañana tambien cumple años, en el recuerdo, mi padre.

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Y entonces voy y me ofrezco para hacer un campamento de verano con los niños del pueblo. Un campamento casero, en el colegio. ¡No tengo escarmiento!

Pensándolo fríamente, el problema que tengo encima es serio: no puedo dejar a los niños, son mi droga, como los perros. Así que la idea de estar con ellos unas semanas más no me dasagradó en su momento. Y ahora la actividad es tan lúdica, tan agradecida, que ellos disfrutan y yo más.  Es la traca final, los fuegos artificiales del final de la fiesta, del final del año, del final... Con esta pequeña "espantada" lo dejo, definitivamente.

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Estoy segura de que si miro en otros meses de julio, en otros años, esta entrada se habrá repetido más de una vez, pero no voy a hacerlo.

La vida se forma con muchas pequeñas rutinas. Recordar estos días  de "cumplevidas" es una más. Rutinas como las que me hacen levantarme todos los días y moverme por el espacio sin tropezar. El tiempo que dedico a los perros, a las personas, a todos menos a mí...

Tendré que empezar a soportarme, me temo...

 

La pequeña Arwen, el año pasado, por estas fechas, más o menos, llegó a casa. Ahora es una cachorrona ingobernable, hiperactiva, como mi pelirrojo... ¡Cosas que pasan!

 

 

 

 

 

Se quedaron y partieron a la vez

Se quedaron y partieron a la vez

Llegaron los sesenta, con un ramo de flores enorme, dos hijos sonrientes y una tarta con mi Frodo en ella. Llegaron para quedarse, evidentemente. Y para hacerme sentir especial y feliz, a pesar de todo, contra todo...

Fueron unos días felices, unos momentos maravillosos. Por lo redondo de la cifra, por su implicación.

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Pocas firmas, al hilo de los sesenta, han sido tan importantes en mi vida. Firmé un matrimonio y una separación. Firmé una hipoteca (dos, mejor dicho) y hace poco firmé la solicitud que cambiará mis horarios, mis tiempos, mis días y mis noches. Firmé para dejar de ser lo que he sido, lo que aún soy.

Aunque en realidad dudo mucho que pueda dejar de ser lo que soy. Tal vez cambien los horarios, las tareas, las formas, pero el fondo será el mismo.  Me sospecho que nunca dejaré de ser maestrilla. Esos tics no se irán.

Bueno, por el momento sigo estando en la tierra de nadie que hay entre dos fronteras. No termino de cruzar hasta que llegue el 30 de Junio. Entonces, oficiosamente, se acabo. Oficialmente será el 31 de Agosto (he querido respetar cusros completos, como siempre ha sido).

Mis años se miden por cursos. Eso será difícil de superar. 

Pero ya no dependeré de las vacaciones infantiles, de los puentes, de los días cansados y de los días hermosos.

Sus sonrisas, sus complicidades... ¡Cómo voy a añorar esas miradas brillantes!

El tiempo no perdona... A cada día su afán.

 

Frodo, al final de sus días. Casper, al principio de su aventura vital a mi lado. Principios y finales, finales y principios. ¿Donde empieza la vida y donde acaba? ¿Donde empiezo yo la nueva andadura y qué hago con el tiempo pasado... ?

A veces se cumplen años

A veces se cumplen años

Despues de mucho tiempo sin pasearme por estos lares, descubro asombrada una publicidad de lo más indeseada. No sé como voy a quitarla, pero como no pueda y esta página haya cambiado tanto que se haya convertido en un lugar público y expuesto a cualquier tipo de publicidad, me iré por donde vine...

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Y llegará el día de mi cumple. Un día muy especial. El día que más de los tres cuartos de mi vida se habrán cumplido. El día en que oficiosamente me pueda jubilar. El día en el que entre en los 60.

No quero vivir demasiado. No quiero ser un engorro. No quiero vivir "Arrugas". Pero lo que yo quiera no tiene nada que ver con lo que la vida se haya propuesto hacer conmigo.

Hasta aquí no se ha portado mal del todo. Podría heber sido mejor, para qué dudarlo. Pero también podría haber sido infinitamente peor.

A esto le llamo positivismo. 

Las cosas van duras, difíciles en estos tiempos. Tal vez llueven piedras de Loachs, pero tambien florecen los lirios del valle. Tal vez los Girasoles no son tan rusos y yo no soy la Loren ni mi amante Mastroniano, pero el viento se desliza entre las flores y el efecrto mariposa se cumple rigurosamente.

Sayonara, beybe...

 

A veces se cumplen años con numeros muy significativos. A veces los intentas celebrar lo mejor que puedes...

Este es el año de los 60. Este es el año en el que dejaré atras el madrugar, el considerar el 31 de agosto com el final del año y el 1 de septiempbe como el primero de enero... Así ha sido mi sistema de medición durante 37 años. Me va a costar ser "normal", aunque tampoco mucho, pues nunca he sido muy normal que digamos...  

Ando preparando mi futuro más próximo.

He llenado mi casa de perritas jovenes y fuertes, de invitados perrunos de hijas que se han ido. De mesticito chico y gracioso...

Mis amores más intensos han muerto ya, victimas de la edad, las enfermedades y la violencioa del poder... Lo inevitable también ha participado en su ausencia.

Repaso sus nombres,los más lejanos, los humanos y los animales mezclados en mi corazón. Los buenos y los malos. Los amores y los odios. Los que me complacieron y amaron y los que me abandonaron después de haberme odiado...Un tremendo ataque de estornudos alérgicos me está machacando mientra escribo...

En junio, cuando todo esto acabe... Cuando el tiempo sea mío realmente, desde el momento en que nací... Cuando sea dueña de mis días y mis noches... ¿Qué haré?

Os lo contaré. Si no puedo en este blog, que arrastro dede hace años, será en otro al que os invitaré encantada.

Ahora solo espero que el 7 de Abril de 2014 llegue a cumplir mis 60 año de vida sin grandes sobresaltos.

Estaís invitados a visitrame ese día aquí o al facebook (poneís Pilar Muñoz y a buscarme... ) A ver quien me encuentra...

Besos, amigos, besos con sabor a despedida temporal... Porque ¡volveré!

 

Farah, mi amada Farah

Invitacion a la lectura

Invitacion a la lectura

http://mundosenparalelo.blogspot.com.es/

 

He dicho...

Dias de lluvia, luvia, lluvia.

Dias de lluvia, luvia, lluvia.

Parece ser que siempre nos quejamos de lo mismo: de todo.

He encontrado un precioso libro en el que a los protagonistas todo les agrada. Y eso ya es una novedad.

El libro se llama, curiosamente, como sus personajes: "Los Meagrada".

Evidentemente son marcianos. Y, evidentemente, es un libro infantil.

En la Tierra hay muchas cosas bellas. Pero parece ser que nada nos agrada. Tienen que venir unos marcianitos de lo más curioso para enseñarnos esas cosas tan hermosas y simples que están delante de nuestros ojos y que no vemos.

Solo nos quejamos: yo me quejo, tú te quejas, ellos se quejan, vosotras os quejabáis... En fin toda la conjugación del verbo quejarse, del derecho y del revés. 

Y la del verbo protestar, del denunciar, del gritar, del gruñir... Todos los verbos negativos, violentos, arteros...

Hoy yo me quejo de que llueve, de que lleva lloviendo días y días. De que esta mañana lucía un precioso sol y ahora empieza a nublarse y dentro de unas horas caerá la lluvia y me fastidiará el paseo.

Sí, me quejo. ¿Algún problema?

Pues debería ver las nubes como enormes almohadas para los sueños más hermososo y húmedos del mundo. Pero las veo como fuentes interminables de granizo y agua...

Que ayer escuché, sin llegar a ver, a las grullas. Y que, cámara en mano, intenté ver lo oculto del cielo, fotografíar el sonido de sus gargantas largas y bellas... Pero solo hice una foto a Casper, cual fantasma hecho carne y pelo y huesos. Bueno, todo eso en pequeñito, porque Casper es muy pequeñito. Aunque ha engoradado un poco, que para él es mucho: Un kilito...

Dias de lluvia que nos impiden salir a correr, a bebernos el sol en los dolidos huesos de Pachi y en mis dolidos recuerdos de Frodo. Días de lluvia que me arriman a la chimenea y a los libros, pero que me impiden respirar el aire que anuncia la primavera, ya no  tan lejana...

De todo un poco: dos meses y seis días de su marcha...

Dias de lluvía intermitente, impertinente...

Por cierto, os recomiendo su lectura inmediata. No todo lo que pone "para niños" es para niños...

 

A siete días de un sueño

A siete días de un sueño

El día 1 de enero se hizo realidad un sueño.

Como todos los sueños fue acariciado con deseo, fortalecido con ansiedad, amado hasta la extenuación.

Como buen sueño fue trabajado y amasado a lo largo de años, siendo al final, en las ultimas semanas cuando más frenética se volvió su búsqueda.

Y, por fin, el día 1 de enero alguien comenzo el año  diciendo "Sí, lo quiero". Y ahora, poco a poco va rellenando ese sueño de mesitas, almohadas, lámparas y vasos... Va rellenando  el espacio minúsculo que será su hogar por unos meses, tal vez algún año.

Está, ya, mirando el cielo de Madrid. Cielo en el que ví hace dos días exactamente, las grullas regresar... Pero esa es otra historia.

Ahora pienso en esos sueños tan sencillos y a la vez tan complejos de realizar. ¡Hay tantas circunstancias que convergen para que un simple sueño se haga realidad!

Felicidades, mi pequeño gran hombre. Tu sueño tiene un buen principio, precisamente el hecho de que yo viese atravesar una bandada de grullas o gansos, no pude escucharles bien, el cielo de Madrid al lado de San Francisco el Grande, mirando hacia la carretera de Extremadura, uno de los lugares con panorámica visión a los atardeceres de la gran ciudad. Atardeceres que yo de niña veía en una de esas torres que veo en la lejanía...

Circulos mezclándose.

La vida es grande, el hombre pequeño...

Invitación a la reflexión

Invitación a la reflexión

 

 

Os dejo un enlace del articulo que mi gran hombre escribió ayer, mientras yo preparaba nuestra cena.

Mi gran hombre ha heredado de su madre un cierto amor por las palabras, de su padre un punto de mal genio que no está mal ejercer de vez en cuando y su fascinación por el cine.

Mi gran hombre es el resultado de la educación pública, el esfuerzo de sus padres y su propio interés por crecer y ser.

Mi gran hombre escribe bien, va puliendo su estilo, en los distintos campos de sus intereses. Pero yo le adoro cuando su punto de rabia le hace analizar la realidad en la que vive.

Me siento orgullosa de mi gran hombre. Me siento orgullosa de mi hijo...

Este puede ser su año, el año en que se cumpla uno de sus sueños más querido: Madrid...

Desde mi ventana

Desde mi ventana

Comienza el día. Gris, con las neblinas abrazando las encinas. Con la humedad colgada del aire.

Desde mi ventana un entramado de rejas, pergola y ramas desnudas y frías de almendro.

Los perros ladran desde este lado de la valla a los pocos y habituales paseantes del camino. Sus perros les alertan y les alteran, a partes iguales.

Supongo que mi vecino maldecirá el día en que aparecí con un enorme cachorro... Ahora las pequeñas van creciendo lentamente y se harán enormes, mientras el fantasmita sigue siendo un pequeño pañuelo que no crecerá más.

Pareciera que mi mundo solo gira en torno a los perros. Pero, por desgracia, no es así. Simplemente dejo de mirar lo que no me gusta. ¡Y hay tantas cosas!

Desde mi ventana veo un poco de cielo, pero me bastaría salir a la entrada de la casa, para ver medio firmamento. El otro medio está detras de mí.

El mundo y sus preocupaciones, el mundo y sus bellezas.

No entremos en tópicos, mis amigos. El año no comienza hoy. El tiempo sigue su camino y nosotros lo miramos desde nuestras cuencas opticas y lo sentimos pasar en nuestros huesos... El año es un invento para medir la vida, pero la vida no se detiene por nada ni por nadie...

He dejado atras dos tercios de la supuesta vida que me corresponde. Pero no quisiera apurar el tercio estadístico que me falta... Es más, espero no apurar tanto el buen vino de la vida que llegue a tomarme el trago más amargo que queda en el fondo del vaso... El tiempo al tiempo, la vida a la vida. Y yo a mis perros, mis libros y mis amores...  Lo demás es silencio.

 

 

Alimentando a extraños monstruos

Alimentando a extraños monstruos

Se acerca el día del balance, donde todo el mundo se lanza a decir lo bueno y lo malo, lo más curioso y lo más de lo más...

Si llevo tiempo descartando la televisión como método de información, ahora más todavía permanecerá apagada para tanta vulgaridad.

Lo cierto es que seguimos alimentanto mosntruos: el paro, la corrupción, la idiotización de la sociedad, la avaricia y la inmoralidad, la crueldad y la estupidez. Monstruos de origen social.

Es más, ya ni siquiera reparamos en que los verdaderos monstruos somos todos nosotros, los que permitimos, por inacción, que cada uno de esos monstruos siga alimentandose de nuestra desidia.

El día que nos devoren no podremos quejarnos, porque los parimos, les amamantamos y les cobijamos sin decirles nada. Dejamos que creciesen, se enorgulleciesen de no tener trabas y prosperaron. Tanto que ahora nos comeran, como Cronos a sus hijos...

Y nos dejaremos comer. Porque somos carne de cañón mediático...

Todos, yo tampoco me libro...

 

 

Pequeño

Pequeño

Casper es pequeño. La antítesis de Frodo.

Casper me lava las orejas, me lava la cara y el cuello y, si me descuido, me chupetearía la boca encantado...

Casper, de vez en cuando se estira apoyado en mi pierna, mirandome con sus ojitos pícaros.

Casper es, ahora, el rey de la casa.

Acomañó a Frodo en sus ultimas horas, hecho un ovillito en la equina de mi cama. Frodo ocupaba el resto. Y yo me arrodillaba a su lado para acariciar su enorme frente...

Hace, ahora mismo, en estas horas del último sábado del año, 15 días de su partida.

No es casualidad que escriba, pues, en este blog hoy y a estas horas... Es mi pequeño homenaje al gran perro que se me fue despacito, caminando entre sueños, hacia su propio paraíso.

Para Frodo ya no hay problemas, frio o calor, hambre o saciedad, caricias o broncas... No hay gatos inaccesibles ni ruidos insoportables. No hay cálidas mantas en el suelo o frío cemento en la perrera...

Para mis manos y mis brazos ya no hay un enorme cuello al que abrazarme. Para mis piernas ya no hay una enorme cabezota que había aprendido a meterse entre ellas para ser abrazado con todo mi cuerpo, casi hasta perder el equilibrio. Para mi corazón ya no queda ese corpachon al que transmitía mis temblores más tristes y mis estremecimientos de alegría o de dolor... Pero me queda el pequeño fantasma... que no es lo mismo, pero a su manera, a su manera... me transmite con su mirada una alegría extraña, una complicidad chiquitita, como es él...

Comienza un año más. Pero esta vez, despues de ocho, un año sin él.

Será un año un poco vacío... Frodo era mucho cuerpo y mucho amor... Nadie ocuprará su lugar. No pueden, ni bestia ni hombre, tapar su presencia...

 

 

 

El cazo de Lorenzo

El cazo de Lorenzo

A veces cosas tan dispares como la magnífica musica de una magnífica película y un libro tierno y triste a la vez, hacen que ver y escuchar se conviertan en un pequeño placer, minúsculo, como saborear una fresa empapada en azúcar o besar a un niño que llora en los ojos para secarle las lágrimas saladas y transparentes...

http://www.youtube.com/watch?v=_-XB7_0yL8g

Flechas surcando el cielo

Flechas surcando el cielo

No encuentro las palabras adecuadas para poder expresar lo que he sentido esta tarde.

De tan repetido podría perder su sentido, pero no es así.

Las grullas regresan al sur. Sus voces, sus llamadas, son tan características que es imposible no mirar al cielo cuando las escucho.

Regresamos del paseo cuando sus flechas cruzan el cielo azul, frío y limpio de nubes gracias al viento que ha hecho durante todo el día.

Una especie de felicidad reconocida, una sensación de tranquilidad esperada me ha invadido al ver manchas blancas y negras, alas y vientres brillar al sol del atardecer.

Y en ese camino de vuelta, con los perros rastreando felices los bordes del camino, un tractor levanta de la tierra el olor húmedo del otoño. Un olor a setas, a oscuro, a amarillo…

¿Cómo podría explicar un olor, un color, un sonido?

No puedo, debo recurrir a las imágenes y los sonidos que quién lea tenga de lo que le cuento.

La imagen la tomé ayer, día ventoso, frío y desapacible. La necesidad me hizo salir de casa, tomar el coche y subir a otro pueblo. Pero fui previsora, me llevé la cámara, pese a que la luz no era buena, las nubes hacían feo el cielo, pese a no ser una tarde hermosa.

Sin embargo conseguí un par de fotos más que decentes. El otoño nos regala tantas, que atrapar una no es difícil…

 

Gris azulado

Gris azulado

Hoy, viniendo al colegio, desde el que escribo estas líneas, el cielo estaba plomizo, pero con un toque de azul. Era tan hermoso que me he parado a hacerle una foto con el movil.

Este trasto, vinculo con los demás y a la vez causa de separaciónes y silencios, al menos tiene una cámara que me proporciona la instantaneidad a la que las nuevas generaciones están tan acostumbradas. Haces una foto y la pones en el Facebook con solo presionar el botón de compartir...

Sí, me voy acostumbrando tanbién yo a esas cosas, a perder el tiempo consultando el Facebook, jugando a las golosinas, mandando "wasap" y, en general, esperando una llamada que no llega...

Otra cosa buena de ese cacharrito que cabe en el bolsillo de mi pantalón, es que me he descargado un libro de lo más divertido. Y lo voy leyendo a ratos... Eso sí es útil...  El libro se llama Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce. Y no tiene desperdicio.

Pero hoy, a lo que iba, mientras venía al colegio, Antonio Machado ha llegado a mí.

Sus tristes y evocadoras palabras sobre la escuela, el otoño y el aburrimiento escolar, ese que consiguen los malos maestros, los aburridos alumnos, los días oscuros y fríos de antaño.

Pero el azul del cielo, ese que se ha mezclado con el gris y que tan bello ha hecho el cielo esta mañana, da un toque de esperanza al sueño del sol futuro...

Cansancio

Cansancio

A veces le miro a los ojos...

A veces le abrazo...

A veces lloro quedo junto a él.

Su cansancio es mi dolor.

Su dolor mi amargura.

Decae lentamente

y a mi me falta el valor 

para decirle adios...

A veces quisiera

saber hacer milagros,

pero dado que no existe Dios,

le miro a los ojos, a veces,

y me quedo a su lado.

 

 

 

Los ojos de Frodo ayer...