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casiazul

Milteforan

Milteforan

Así, a lo bruto. Urko me ha dado otra vez un buen susto. Y esta vez va un poco más allá. De nuevo ha caído en las garras de la Lehismaniosis. Ha recaído en una enfermedad que le va a matar irremediablemente. Ahora son los riñones los afectados. Y eso ya es grave. Hasta ahora los análisis decían que se libraba de problemas renales o hepáticos, pero esta vez tiene afectados los riñones, con lo que el tratamiento además de ser más agresivo es carísimo.

Le miro esos ojos tristes y a la vez expresivos. Esos ojos que me miran suplicantes y con ternura. Avanza su pata delantera para tocarme, hunde su morro en mi pecho, me habla en su lenguaje de gruñidos y quejidos romos... Cuando Urko se siente enfermo despliega todo un lenguaje corporal que me derrumba. Y mira que me recomiendan un final rápido para él. Un final que nos ahorre disgustos, dolores y pequeñas molestias en forma de viajes frecuentes al veterinario, análisis y dinero, bastante dinero. Me preguntan por qué un mestizo tan feo, tan inútil, tan... se merece todo o que hago por él.

Pues no sé contestar, la verdad. Simplemente le quiero a mi lado. Al menos hasta que realmente la cosa no tenga solución. Hasta que vea que sufre, hasta que su vida no tenga sentido. Pero ¿cómo evaluar ese estado en el que pese más la balanza de la muerte que la de la vida? ¿Cómo decidir cuándo es el final...?

No lo sé. Al menos, en este momento lo tengo claro: una vez más lo voy a intentar... La próxima, ya veremos...

3 comentarios

Ángela -

¡Que Urko es feo...! Pues yo lo veo encantador y ternísimo.
Hasta ahora no me he visto en ese dificil trance, pero creo que el momento sería cuando advirtiera en ellos la falta de deseos de vivir. Pupa es una abuelita de 12 o 13 años (la encontré perdida hace más de cinco). Apenas ve, tiene poliartritis, además de una fractura antigua que la dejó tocada de la cadera. Pero tiene ilusión, una ilusión tremenda por ir al campo, a la playa, olisquearlo todo... Aunque hay quien la mira con cierto desdén al verla caminar por la calle tan despacito -y un tanto autista- , ella es feliz y es su modo de decirnos que está encantada de seguir apoyando sus frágiles patitas sobre la tierra.
Mucho ánimo

Koldo -

¡¡Cuánto lo siento!!
Ahora tenemos 2 perros (pequeños) de 4 años cada uno. Su salud no suele darnos sustos importantes.
Pero, antes, tuvimos que sacrificar a nuestro primer perro: nos enseñaba los dientes y nos mordía. Un día -estando yo trabajando- una vecina tuvo que llevar a mi mujer a Urgencias, porque la había mordido ¡en la cabeza! Fue con una toalla empañada en sangre: estaban convencidos de que era fruto de "violencia doméstica" (¡me libré! ¡tenía "coartada"!)
El caso es que por casa pasan muchos niños... Y no estábamos dispuestos a que sufrieran ninguna agresión.
Recuerdo que se me saltaron las lágrimas en el veterinario... Lo pasé muy mal. Aunque tuve claro que hice lo que tenía que hacer...
Son otros motivos; pero sé lo mal que se pasa.

Un beso.

pau -

Si no puedes calmar su dolor con medicamentos, deberías evitárselo de la única forma que queda.
Los perros, por lo menos, tienen la suerte de no tener que pedir permisos, llenar formularios y comprometer la libertad de los amigos. Solo necesitan un buen amigo que los entienda.

Un abrazo.