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Vida de Perros

Arwen

Arwen

Cuando mi hija me pidió un perro, mejor dicho, una perra, le puso nombre antes de saber de su raza, su pasado o su futuro.

Hoy ha visto por primera vez a su Arwen.

No tenemos imágenes de ella aún. Pero de las tres cachorritas de la camada, ella, la más pequeña, ha sido la elegida. Y las dos hemos estado de acuerdo... Nada más ver a las tres pequeñas bolas de pelo, ella ha sido la que nos ha llamado al corazón.

Su madre es una preciosa pastora un poco mayor para mi gusto, pero con una mirada atenta a sus hijas... Y un comportamiento amable con los intrusos, pese a los ladridos iniciales antes de vernos dentro de la casa.

Todo han sido buenas señales de lo que podemos esperar de ella.

Su padre es un joven apuesto, vigoroso y enérgico pastor, de cara muy equilibrada en tamaño, forma y color.

Nunca que puede saber que va a salir de un cruce, pero cuando los padres son tan buenos anatomicamente y de un caracter compatible, todo puede pasar...

Hasta dentro de un mes no vendrá a casa, pero la impaciencia ya hace mella en mí.

Verla jugar con Casper va a ser todo un espectáculo...

¡Por fin carreras, sonrisas, alegría en casa! Este es el año en que se inicia otra época perruna. Este es el año en que más recordaré a Urko y Farah, a Roma y a Duna... Este es el año de la regeneración, de la vida...

 

Una de las hijas de Roma, de su segundo parto. Así es Arwen, con sus 20 días a cuestas... ¡Veinte días!

 

Lloviendo tristemente

Lloviendo tristemente

Hace unos años, no demasiados, este viernes era el más triste de todo el año. La religión imponía su escenificación más fúnebre y doliente de la liturgia.

Hoy en día se ha perdido buena paarte del significado. Salvo los creyentes-practicantes, el resto del personal sólo sabe que son vacaciones, que hay procesiones y que se atascará la carretera cuando vuelvan el lunes...

Este viernes paseo con Farah y Menta. Y en el camino, como en una procesión de esas que se hacían antiguamente dentro de las iglesias, la que iba rezando las "estaciones" colgadas por las paredes de la nave principal, hasta llegar a catorce paradas, paso frente a portones donde perros más o menos escandalosos nos van saludando o amenazando, según su estado de ánimo o su ferocidad.

Pero hay un perro, un precioso pastor alemán encerrado tras una de esas cancelas, que simplemente nos mira con tristeza a través de su pequeña ventana al mundo. Una ventana que se limita al tamaño necesario para dejar meter una mano para abrir el pestillo de la puerta. A través de ese hueco sólo puedo verle los ojos y el morro. Le miro y le saludo poniendo todo el afecto que puedo en la voz. Acerco mi mano para que pueda olerme. Él se limita a mirarme, con una mirada tan apagada que me estremece el corazón y me revuelve el estómago.

El perro está bien alimentado y anda suelto por la parcela. En teoría no es un caso de maltrato. En la realidad es un caso de abandono cruel y lamentable. Supongo que vienen a darle de comer y se marchan, pues pocas veces veo movimiento en esa casa. Y cada vez que paseo con los perros y me acerco a saludarle siempre es igual. Una tristeza infinita se asoma al agujero en la puerta de hierro. Llevo tiempo mirándo el estado del animal y dándole un poco de cariño en la distancia que nos impone su encierro.

Los perros sufren depresiones, nadie lo puede negar. Éste, que ni ganas de ladrar tiene, hoy, el viernes más triste del año, bajo la lluvia que cae a ratos con cierta melancolía, es uno de esos perros que lleva la tristeza metida en la mirada y en el corazón.

La foto: otra triste historia de otro perro triste...

Se libró

Se libró

Un año más, mi Farah se ha librado de la Lehismanionsis. Los achaques de la vejez van asomando a su agudo morro y a su cara en forma de canas y cataratas. Pero es una perra tan buena y tan feliz que da gusto mirarla. Algún problemilla en el bazo, un poco más grande de lo normal, pero de momento tenemos unos meses de tranquilidad.

Farah se entusiasma cuando nos preparamos para salir. Salta en pequeños brincos, ladra escandalosamenta y me lleva hasta la caja de las correas cuando sabe que me preparo para sacarlas. Sin embargo no dice ni pio cuando me ve salir de casa con el bolso y las llaves del coche en la mano. Lo sabe, sabe que no es su momento. No es más que observación, lo sé y ella saca la conclusión más lógica. Pero me encanta pensar que ellos son más listos que yo. Viven el día a día, el minuto a minuto. Tumbados al sol frío del invierno calientan su costillar con el mismo placer y deleite que yo tengo cuando me doy un capricho gastronómico o literario.

La semana que viene llevaré a Menta para que le saquen sangre y estaré dos o tres días en vilo... Ella no lo piensa, pero yo estoy ya en el futuro. ¡No aprendo de su día a día, ya lo sé...!

A vueltas con Frodo

A vueltas con Frodo

Y yo que esperaba uno o dos meses de tranquilidad... ¡Al carajo mis deseos! Frodo desarrolló una especie de dermatitis en abril y hace dos o tres días se le ha recrudecido. Y de un día para otro, el problema se ha salido de madre. Le he tendio que poner el collar isabelino y dejarle dentro de la casa para que el vendaje y la crema hagan efecto.

Frodo es tan bueno, que se deja curar con más paciencia que una persona. Tengo que inyectarle agua a presión en los dos orificios que se le han abierto. Y meterle crema con otra jeringuilla. Taparlo todo y sujetarlo, malamente, con esparadrapo. Y evitar que se lo quite a lametones, de áhí el collarín.

¡Mi tontorrón!

................

Me encuentro en la veterinaria, a la que he ido a consultar  lo de Frodo y traerme sus medicinas, con la pequeña Sekina, una alumna del primer años en ésta mi escuelita. Creo que ya os he hablado de ella. Su vida ha dado algunos giros, pero la madre ha encontrado un trabajo en Alcalá y allá que se han trasladado. Y como corresponde a una mujer que ha luchado por rescatar a una niña prácticamente ciega de un destino bastante cruel e incierto en Gana, me las encuentro con una perrilla mestiza, de dos años. Rescatada del lugar donde la tenían atada de forma permanente...

Esa perrilla fue una estafa de la que yo tenía ya referencias. Lo que no sabía es que fue el animal indefenso el que pagó la estafa. La compraron por internet, creyendo que esta una boxer de pura raza. Y lo que era y es no tiene nada que ver. O sí, pero como una parodia de boxer. Pequeñita, con el morro a mitad de ser de boxer y a mitad de ser... ¡qué sé yo! Como siempre, con este tipo de animales,  es una perrita cariñosa, encantandora, dulce incluso...

Y Sekina sonrie al verme y me muestra orgullosa su compañera de juegos, que les ha destrozado más de una y más de dos cosas en casa, pero que ya "va madurando". Lo que desde luego se ha ganado ha sido el amor de sus dueñas.

Y un futuro.

Menos mal que aún queda gente buena... con cuenta gotas, pero aún quedan.

Mi perro tontorrón... ¡éste si quer es el guapo de la casa, para qué negarlo!

 

El perro que miraba las estrellas

El perro que miraba las estrellas

Si me tuviese que quedar con una imagen, sólo con una, de él, sería la que formamos los dos en las suaves noches de verano. Si alguien nos mirase desde la puerta vería dos sombras a contra luz. Una cabeza canosa y casi siempre despeinada y una pequeña cabeza con dos orejas colgantes, terminadas en unos pelajos ondulados. Una mujer y un perro mirando las estrellas...

Estamos sentados en las escaleras que dan paso a nuestro hogar.  Los grillos nos amenizan los minutos últimos antes de irnos a la cama. Es una rutina que llevamos tiempo haciendo. Una mirada lenta a las estrellas. Cuando fumaba era el momento del último cigarro del día. Este verano ya no ha sido el momento de ese cigarro que tanto echo de menos sino el momento en que mi pequeño Urko y yo contemplábamos las estrellas.

Se sentaba a mi lado, casi siempre a mi izquierda. Me empujaba en el antebrazo para que lo levantase y le abrazase. Y así, con mi brazo sobre su rechoncha espalda, nuestras dos cabezas muy cercanas y nuestros ojos fijos en el cielo es como pasábamos los oscuros minutos antes de irnos juntos a dormir.

Supongo que miraba hacia arriba para averiguar que me llamaba tanto la atención de ese espacio vacío y negro que teníamos enfrente.

Llevo cuatro días sin hacerlo. No me siento en la escalera, no tengo fuerzas para hacerlo. Él ya no está conmigo. Subió, en un sueño, a una de esas estrellas que brillan en el cielo perruno. Porque hay un cielo para los perros, al igual que hay un cielo para los inocentes.

Su cuerpo descansa junto a la pequeña Comino, la perrita de mi amigo E. El hombre lo recogió de la calle y le dio una casa, comida y un poco de amor. Luego yo compré la casa y Urko se quedó conmigo, y le seguí dando comida y más amor. Él, a cambio, me dió montones de agujeros en la cerca, algún que otro disgusto por su instinto cazador y muchas, muchas miradas tristes de sus ojazos marrones. También me dió su amor incondicional.

In memoriam.

Miradas

Miradas

Sigue mi pequeño Urko mirándome desde su tratamiento. Aguanta como un Jabato. Paseamos de vez en cuando un poco. Intento que tenga hambre, pero no sirve de nada. Supongo que su estómago está más revuelto que una noria rota. Sin embargo el pueñetero anda cogiendo cualquier pajarillo de los que en esta época van cayendo de los nidos. Desde luego consigo que los suelte. Por él se los comería. Y me pillo un rebote de mucho cuidado.

Yo le hago comidas sabrosonas y él intenta zamparse picos, plumas y huesos. ¡Justo lo que necesita! ¡Lo que hace el instinto predador y cazador de este pequeño monstruo de ojos tristes y dulces!

 

Milteforan

Milteforan

Así, a lo bruto. Urko me ha dado otra vez un buen susto. Y esta vez va un poco más allá. De nuevo ha caído en las garras de la Lehismaniosis. Ha recaído en una enfermedad que le va a matar irremediablemente. Ahora son los riñones los afectados. Y eso ya es grave. Hasta ahora los análisis decían que se libraba de problemas renales o hepáticos, pero esta vez tiene afectados los riñones, con lo que el tratamiento además de ser más agresivo es carísimo.

Le miro esos ojos tristes y a la vez expresivos. Esos ojos que me miran suplicantes y con ternura. Avanza su pata delantera para tocarme, hunde su morro en mi pecho, me habla en su lenguaje de gruñidos y quejidos romos... Cuando Urko se siente enfermo despliega todo un lenguaje corporal que me derrumba. Y mira que me recomiendan un final rápido para él. Un final que nos ahorre disgustos, dolores y pequeñas molestias en forma de viajes frecuentes al veterinario, análisis y dinero, bastante dinero. Me preguntan por qué un mestizo tan feo, tan inútil, tan... se merece todo o que hago por él.

Pues no sé contestar, la verdad. Simplemente le quiero a mi lado. Al menos hasta que realmente la cosa no tenga solución. Hasta que vea que sufre, hasta que su vida no tenga sentido. Pero ¿cómo evaluar ese estado en el que pese más la balanza de la muerte que la de la vida? ¿Cómo decidir cuándo es el final...?

No lo sé. Al menos, en este momento lo tengo claro: una vez más lo voy a intentar... La próxima, ya veremos...

DesesperaÇao

No, no he metido la pata en el título. Ando desesperada con mi internet. He intentado por tres veces escribir la segunda parte y no la he conseguido colgar.

A los de Telefónica es a los que voy a colgar de uno de esos postes que no llegan a mi casa...

Llevo tres semanas con dificultades de todo tipo, desde enganches a desenganches involuntarios...

En fin, que no voy a colgar imágen esta vez...

Os invito a entrar en www.noalmaltratoanimal.org y el que pueda ir que vaya, a la manifestación del día 25, el viernes que viene, en donde le pille.

Escuchando RNE me he enterado del evento. Y como lo apadrinaba Vicente Romero, pues no me lo pienso dos veces. Voy a recoger firmas...

Ellos se lo merecen...

 

Intento fallido

Intento fallido

Mi gordi ya no es mi gordi. Ya no habrá cachorritos pululando por la cocina... Hice a Menta una eco y resultó que no se había quedado preñada. Me dio un poco de pena y un poco de rabia. Supongo que volveré a intentarlo.

Comparé la situación con las perras callejeras, que se "quedan" con sólo mirarlas, como alguna mujeres y a otras (perras y mujeres) les cuesta tiempo dinero y esfuerzo.

Lo único bueno que ha salido es que se le ha puesto precioso el pelo al alimentarla con pienso específico de madre y luego de cahorro. Pero ha engordado un poco con tanta sobrealimentación. Nos tocará salir a pasear ahora que las tardes son más largas...

Cachorritos de Roma, hace, más o menos, tres años.

 

Sociedad enferma

Sociedad enferma

Así estuvimos, así estamos y así seguiremos estando. Enfermos de odios, injusticia, avaricia y sadismo. Enfermos del alma, envilecidos hasta el extremo...

Viene esto a que ayer vi, de refilón, una noticia sobre un especimen humano que se jaztaba de los suplicios a los que sometía a los perros. Y un videoclip con la canción de Serrat y el poema de M. Hernández, El niño yuntero... aderezada con imágenes de niños explotados por todo el mundo.

Las dos cosas, casi seguidas, me revolvieron el estómago y me encogieron el corazón hasta casi hacelo desaparecer del pecho.

No es nada nuevo, ya lo sé. Es más de lo mismo. Y por más que yo no quiera verlo, el cancer sigue ahí, royendonos las entrañas.

Así somos, por lo que se ve. Por mucho que unos pocos intenten que las cosas vayan a mejor otros pocos se ocupan de retroceder un paso más...

Un enlace y una imágen, una gota de agua en este mar de mal: http://www.publico.es/219595/infierno-en-murcia-hay-cachorros-muertos-en-las-jaulas .

 ¡Qué más da que la noticia sea de hace dos años! Sólo hay que actualizar la fecha, los hechos siguen siendo los mismos, aquí, en Corea, en Chile o en USA...

Y yo mirando embobada a mis perros o a mis niños... y pensando si es necesario tanto dolor en el mundo... sea animal o humano.

¿Lo es?

Mi gordi

Mi gordi

Menta ya es "mi gordi", una futura mamá preciosa. El que diga que a las perras no les cambia la cara, como a las mujeres, miente. A Menta sí le ha cambiado un poquito la cara... ¿O serán mis ojos, que la miran de distinta forma?

Está más redondita, más dulce.

Utilizamos, al final, la inseminación artificial. Ella sigue siendo muy suya sobre ese tema... Urko y sólo Urko es el dueño de su corazón.

Ahora estoy en la duda de dónde tendrá lugar el feliz acontecimiento: en la cocina-comedor, adaptando un poco los espacios, o en las perreras del garaje. La duda viene a que Menta es un poco el patito feo de la casa y todos se meten con ella... todos menos Urko.

Y me da miedo que cuando sea madre se ponga a defender a su camada como una loba y podamos tener algún altercado no deseado con Roma o con Frodo, dado que comparten el garaje para dormir. Y no es cuestión de tenerlos a ellos a la intemperie más de dos meses...

Me lo pensaré... Pero no mucho, que en cuestión de embarazo, las perras son muy rápidas. Siempre me ha parecido poco tiempo los dos meses de embarazo para sacar camadas tan hermosas como pueden llegar a tener. Y en un mes tenemos ya los cachorritos en camino...

Pues eso, que mi gordi está muy linda...

Sobre la eutanasia

Sobre la eutanasia

La verdad es que a veces hago cosas que me obligan las circunstancias, pero de las que no me siento nada orgullosa. Esta vez ha sido un perro en su más esplendorosa juventud. Un perro que atacó sin previo aviso. Un perro joven y robusto, vital y amable. Algo se rompió en su cerebro. Algo muy gordo que le indujo a morder a dos niños. Sin avisos, sin señales previas que delatasen su estado de inestabilidad.

Ha sido un suceso de los que se ven en la tele y en los periódicos, una de esas noticias a las que tanto jugo le sacan los alarmistas y los que no saben de que hablar.

Pero todo ha quedado en casa, entre mis amigos y yo.

Por un lado el dolor de sacrificar a un animal que había nacido en casa, que se había criado con otros perros y con los niños de la familia. Un perro noble y feliz.

¿Quién sabe qué pasó por su cabeza para atacar así al pequeño? No lo sabremos nunca, Lo único cierto es que todos lo pasamos fatal, primero por los niños, luego por el perro. Pero hay cosas que se deben hacer y cuanta más humanidad utilicemos en estos casos, más humanos seremos. Fue inevitable sacrificarle. No se le podía aislar. No se le podía llevar a ningún lado con esos antecedentes. Y estaba el riesgo de que volviese a atacar a cualquiera.

De nuevo me enfrenté a la suave y dulce muerte que supone la inyección de anestesia que se aplica en estos casos. Su corazón se fue parando poco a poco mientras un suspiro de descanso salía de su garganta.

Y me ha hecho pensar en el escabroso tema de la eutanasia humana. Esa que demandan tantos enfermos terminales y que tan difícil es de aceptar por la sociedad.

Yo quisiera para mí ese final. No es una cuestión de ética o moral, es una cuestión de humanidad... Si la tenemos para con los animales, ¿por qué no tenerla con las personas que así lo deciden?

Hace tiempo que los medios no sacan el tema, ya no está de moda... hasta la próxima vez, que se generará otra polémica para seguir todo igual, chocando con la intransigencia de aquellos que se creen dueños de las vidas y los sentimientos ajenos.

La vida no es justa, lo sé, pero es bella..., la muerte, por más que nos la endulcen, jamás será hermosa, pero es el punto final de la vida, nos guste o no.  

De la otra crisis

De la otra crisis

Después de muchos días grises, hoy he visto el azul del cielo. Empezaba ya a ponerme de mal humor tanta lluvia y tanto gris.

He salido después de comer al jardín con Urko. Le he tenido que bajar de sofá en brazos y obligarle a salir. Sigue luchándo contra su enfermedad, pero todos sabemos que ya está vencido. Es cuestión de tiempo y de que yo tome la dolorasa decisión de acabar con sus días. Cuando se acurruca a mi lado y se queja quedamente me invade una tristeza enorme.

Su salud aún es pasable, pero cada día está un poco más decaído. Aún tiene arrebatos vitales, pero la tónica es el deterioro lento de su pequeño cuerpo.

Esta es la crisis que más me preocupa. La otra ya me ha llegado, pero me duele menos. Simplemente me ha hecho pensar un poco en el sistema aborrecible que tenemos, en los rehenes de la economía en que nos han vuelto y en que mi dinero retenido no irá a ayudar a nadie en concreto sino a pagar una deuda que yo no he contraído. Pero como no entiendo de grandes economías y sí de grandes especuladores, me limito a pillarme un rebote de mucho cuidado y a verlas venir, que no queda otra, de momento.

Veo a Urko tumbado al sol, cerca de la puerta. Le sentará bien.  Me voy con él para disfrutar del verde de los paraísos y el viento que los mueve. Hay cosas que no podrán comprar...

Menta no quiere novios

Menta no quiere novios

Ya me lo dijo mi buen amigo E. : Las perras... siempre ten perras, son más listas que el hambre. Y continuaba: Los machos solo sirven para una cosa, las hembras para todo. Bromeabamos al respecto con los paralelismos perros-hombres. E.  fue criador durante varios años y me dejo aconsejar de su buen criterio y experiencia.

He traido un macho precioso a casa este fin de semana. Con su mongráfica, su apto de cría, sus papeles de lo más rumbosos. Y encima se llama Rey del Rio Tambre. ¿Qué más le podía dar a mi "niña" que un rey? Pues ella le ha dado calabazas en todo su esplendor. Esta vez no es que se nos haya pasado la fecha, que está en su "punto". Esta vez es que no le da la gana a la señorita. El pobre Rey hace todo lo posible, pero ella le responde arisca, a tarascada limpia.

Les dejo a solas y tranquilos o estoy con ellos, pero nada de nada. A ella le digo: Pero mira que guapo es, y que ojos tiene... A él: Vamos, machote, no te dejes intimidar, que es primeriza y tiene miedo. Sé delicado con ella...

Fuera bromas, la verdad es que había oído y leído sobre hembras que no se dejan montar de ninguna manera. De hecho conocí a una ancianita feliz que nunca se dejó, lo que supuso la tranquilidad para su dueño durante toda la vida de Luky, la sortuda... 

Está visto que si quiero criar con ella, deberemos recurrir a la inseminación artificial, lo que me hace decir aquello de que las ciencias avanzan que es una barbaridad. Eso o renunciar a criar con Menta. Lo curioso es que con el pequeño Urko las cosas sí funcionan. De hecho ella le provoca, se le ofrece descaradamente. Y Urko, operado hace dos años, le sigue el juego hasta que se cansa. Lo que me hace pensar que la delicada Menta solo quiere amor y lo del sexo por el sexo lo deja para otras.  Menta es una romántica, me temo.  

Menta, la romántica

Una casa para Poli

Una casa para Poli

Cuando ya desesperaba de encontrarle un rinconcito caliente a Poli, la suerte volvió a sonreírme. Y gracias a Oso. Es curioso, el efecto mariposa se cumple. O lo llamamos azar, tanto da. Me llamaron preguntando por Oso al cabo de más de un mes de haber puesto el anuncio. Querían un perro pues se había muerto su perrita hacía poco. Y les hablé de Poli. Al día siguiente vinieron a verle al pueblo y se lo llevaron nada más mirarle a los ojos.

Yo no sé si en estos casos es válida la frase de "el perro te encuentra a ti" pero desde luego se ha complido delante de mis ojos por dos veces. La leí en "Los objetos nos llaman", de J.J, Millás, el último libro que me he leído en estos días. Las personas que de verdad les quieren no se andan con razas y edades... Y si lo desean de verdad menos aún.

Lo malo de éste ir y venir de perros abandonados es que ya me llaman para decirme que han visto a tal o cual perrillo rondando perdido por el pueblo o las urbanizaciones. Y yo no soy una ong canina, aún no.

Tengo que mirarme esto mío con los perros...

Otra de Poli

Poli

Poli

Le estoy buscando, con ayuda de una protectora, un lugar en una residencia canina. Poli es puro hueso. Y eso se consigue teniéndole encerrado y sin comida muchos días o habiéndole abandonado hace meses. Poli es uno más de los miles de perros que viven de primera mano el "amor" y la "humanidad" de los hombres. Poli no debió dar el resultado que se esperaba de él o dio con un dueño cruel. Sea como sea, más le valía no haber conocido al "hombre", no haber nacido.

Este es un problema endémico en España y en otros lugares, por supuesto. Aquí no nos los comenos como en partes de Asia. Aquí, directamente les maltratamos, les abandonamos, les condenamos   a una muerte lentata y cruel. O a una muerte rápida en una perrera muncipal.

Eso o todo lo contrario, perros mimados, tratados como hijos caprichosos, con todo lo que sus dueños creen que les va a hacer más felices: camas, ropa, collares con piedras semipreciosas, baños, spa, psicólogo... Toda una locura en torno a un animal que deja de serlo por culpa del dueño sobreprotector.

La ley del péndulo funciona en esto como en educación, en economía... en casi todas las facetas de la vida. Probreza y riqueza, bondaz y maldad, justicia e injusticia...

Cambalache, la vida es y será una porquería...

Poli haciendo su primera comida después de muchos días de ayuno.

Inocencia

Inocencia

Hoy la niebla me ha acompañado a la ciudad. Y la lluvia parecía llanto suave por la inocencia. Ha sido una mañana triste. Mi amigo E. me ha hecho caso y se ha marchado a Madrid despues de despedirse de su pequeña Comino. Yo he terminado la triste tarea. Apenas un segundo, el tiempo que ha tardado en dormirse, un latido ha sido la diferencia. Estaba en el límite de su existencia y ha bastado una gota para que se durmiera sin un suspiro, sin llegar a darse cuenta de nada. De la vida al sueño eterno.

Luego, ya en casa,  la he depositado con cuidado en el hueco húmedo de la tierra, bajo una lluvia suave, a la sombra de una encina. El barro me ha dificultado el trabajo, que remataré cuando se seque un poco la tierra.

Un enorme silencio a mi alrededor y Menta mirándome desde el otro lado de la cerca eléctrica, intrigada. Sus orejas tiesas y sus ojos como dos interrogaciones. Supongo que ha olido la muerte.

Y le comentaba a mi hija que cuando llegue la hora a uno de los míos no lo podré soportar. Y ella, bendita sea, me ha dicho "no te preocupes, mamá, lo haremos nosotros". Duele, pero menos, cuando no es un trocito de tu corazón lo que entierras en la húmeda y fría tierra.

Y como siempre he creído que hay un paraíso para los perros, espero que Comino esté ya correteando por esos prados junto a mi Pinki y al Pinki de mi padre, porque el tiempo allí no tiene importancia.

Comino

Final

Final

Tengo hoy a Comino, la pequeña yorkshire de mi buen amigo E. Esta es su última noche. Mañana la llevaré al veterinario para que la duerma definitivamente.

Apenas ha soportado quince días desde la muerte de su compañera, Copito, una caniche que murió en brazos de su dueño cuando la llevaba al veterinario para ver que le pasaba.

A las dos les ha ganado el tiempo la partida.

E. no puede con su pena y yo me traeré a Cominito para enterrarla tras las perreras, en el pequeño agujero que tengo preparado desde hace una semana.

Es apenas  un  esqueleto,  le quedan unos pelos ralos ahí donde lucía un precioso pelo negro y fuego. Ciega y sorda ya, se acerca a las piernas y se me queda dormida en cuanto la cojo y la acurruco en mi regazo.

Pese a su lamentable estado, algo asombroso nos ha regalado. Nada más llegar a casa se ha puesto a recorrerla con sus pasitos cortos e inseguros. Y ha intentado comer la seca comida de Farah. El instinto vital, supongo que es eso. Ese aferrarse a la vida cuando ya apenas le quedan fuerzas para moverse.  Seguir su instinto de supervivencia aún cuando el cuerpo ya no le responde.

Mañana Comino dormirá tranquilamente. No tendrá que luchar por una vida que se le escapa en cada minuto que pasa.

Nos queda un pobre consuelo, al menos no sufre. Se está apagando como una vela agotada, despacio, sin estridencias.

Ha vivido quince años. Quince largos y felices perrunos años.

Ahora duerme tranquila en su transportín, junto a la chimenea.

Mi pequeña y fuerte Comino hace honor a su nombre.

 

Un pequeño comino...

Final feliz

Final feliz

Después de una semana de lo más atareada con Oso, después de poner carteles y más carteles, ayer Oso se fue con su nueva familia. Un matrimonio con dos hijos, que acababan de tener una péxima experiencia con otro pastor alemán. Hoy les he llamado para ver como iba la cosa y me han confirmado que el hijo mayor, reacio a que llevaran el perro, lo ha acpetado encantado. Ya puedo respirar tranquila. Sé que va a tenre un buen hogar, que tendrá más paseos y más atenciones que conmigo y, sobre todo, que se ha librado de un final ciertamente desagradable. Me resultaba imposible tenerlo en casa, por más que me gustase.

Y, curiosamente he recibido otras dos llamadas interesándose por el perro. Es lo que tiene ser perro de raza, que te salen novios por todas partes.

Hacerse la dura, a veces, es muy difícil. Sobre todo yo, que soy una mujer "fácil" de conquistar, bien por la palabra bien por la mirada... (personas y perros, respectivamente). Es más, poquitas veces he sido dura. Rectifico, creo que nunca he sido dura...

Pero lo importante es que la próxima vez no mire al perro sino a la carrtera... O me volveré a meter en un jardín.  

¡Buena y larga vida a Oso!

Aventuras con OSO

Aventuras con OSO

Oso, así le he llamado, es un pastor alemán que recogí en la carretera. Sabado por la tarde, coches de allá para acá. Y nadie se paraba, salvo la sensiblota de turno, yo.

Le llevé a una asociación de ayuda a los animales y no lo quisieron recoger, mil disculpas y media...

Ni la policía local ni la guardia civil. Los sábados por la tarde todos estan de puente, ¡que le vamos a hacer!

Me lo he traido a casa, con los problemas que eso me acarrea. Sobre todo de trabajo extra.

Le estoy buscando una casa a toda velocidad, antes de que le tome cariño. El puñetero se lo sabe ganar. Carantoñas, lametazos, miraditas tiernas...  Es un perro joven y se le nota. Grandote y con una cabezota que me recordaba a la de un oso. De ahí su nombre provisional.

No tengo remedio. Si no me paro me quedan remordimientos durante una semana, si hago lo que me dice el corazón me meto en estos líos. Ando poniendo anuncios aquí y allá. Hablo con conocidos...

Supongo que lo conseguiré, pero luego me dará penita. Lo malo es que esta vez me tengo que hacer la dura. No puedo incorporalo a la manada, por su edad. Y no tengo tiempo para atenderle como a mí me gustaría. Yo no puedo tener encerrado horas y horas a un animal. Y tres turnos ya es demasiado.

Mi gran osotoe, que bueno es...

 

Este es Oso, tranquilo, como si siempre hubiese estado aquí... ¿Lo quereís alguno de mis fieles lectores?