Mente

He tropezado, de nuevo, con la enfermedad mental. Me da igual la etiqueta que esta vez tenga.
Veo pasear a la mujer con pasitos cortos, temblorosos. Las manos casi cerradas, en un arco agrrotado.
Y recuerdo, cambiando el rostro, la misma expresión de estupor en mi familiar. La medicación los aisla de su propia vida para facilitarsela. O tal vez para que nosotros podamos manejarles mejor. Cierto es que no pueden prescindir de ella, que no pueden bajar la guardia o el monstruo les dominará. Pero es tan triste verles así...
0 comentarios