Aguas sucias

Urko tiene un radar para las aguas estancadas o "negras", Esas aguas de olor hediondo, color casi negro y textura aceitosa. No sé como lo consiguió ayer, pero regresó de una de sus incursiones hasta la tripa de esa sustancia asquerosa. ¿Donde estaba la charca? Imposible saberlo. Estabamos subiendo por un amplio valle lateral al camino que usamos todos los días. Ayer me entró la vena aventurera, ¡ja! No había subido nunca por esa vertiente y el camino promete. Continuaremos con la exploración.
A lo que iba... Cuando regresabamos apareció Urko enlodazado y apestoso. A nuestro alrededor pinos, encinas, romero y pequeños robles. ¿Dónde se había metido? Miré el suelo con más atención y me di cuenta de que bajabamos por una amplia barranquera húmeda. Se veía vegetación de ribera, junquillos requíticos y secos. ¿Dónde estaba el agua? Hace varios días que no llueve y el calor de estas semanas debería haber acabado con cualquier resto de humedad.
Lo que más me preocupa es saber de dónde salen esas aguas tan de pozo negro en mitad de un bosque mixto.
Y mientras yo estoy en estas especulaciones bucolico-ecológicas, el mundo sigue su curso, su lento caminar hacia nuestro propio y negro destino. ¿O me confundiré y llegaremos, por fin, al ansiado paraíso perdido...?
Hacía calor. La tarde estaba espléndida. No se puese ser pesimista ante un momento así. En plan egoísta pienso: Mientras este pequeño reducto permanezca así, que se caiga el resto del mundo. Pero, ¡ay!, las aguas negras en mitad de ese bosque me dicen que la mierda nos llegará hasta las rodillas a no tardar mucho. Que ni los lugares más hermosos y recónditos que conozco se libran de la civilización y la contaminación. Me vuelve el pesimismo: no, esto no tiene solución...
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