Belleza redentora

Pero, despues de todo, tanto da que sean o dejen de ser. Me reconcilio con la vida y recuerdo qué es lo importante: la vida y todas sus bellezas.
Este pajarillo, un carbonero común, lleva dos días peleándose consigo mismo. Le supongo macho, por la belleza de su colorido y por que está a la gresca con su imágen en el espejo del coche.
La competencia de los machos en época de celo es así, abrumadoramente vital y violenta. El pobre pajarillo se mira, revolotea, picotea a su enemigo.
Es, casi, como nosotros: llevamos el enemigo puesto como una segunda piel. Nos peleamos con nosotros mismos, sin llegar nunca a una victoria real y duradera.
Estoy a la caza de imágenes que me permitan extasiarme de esta belleza pequeña, simple, maravillosa. Estoy deseosa de ver explotar la primavera, con o sin lluvia...
Y la foto es mía, que conste...
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