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Gris Cantábrico

Gris Cantábrico

Ya de regreso, el sol me recibe después de tres días de no verle. Parece un tópico, pero así es. De los cuatro que anduve por el norte, tres fueron grises. Y el más hermoso de ellos fue el día que paseé a las orillas del Cantábrico. Comillas fue el lugar elegido para que Frodo conociese el mar y para que yo volviese a ver la inmensidad del mar. El sonido de las olas en un día que ondeaba la bandera amarilla me llevó lejos, lejos, hundiéndome en las aguas lejanas de otros mares.

Frente al ocre y marrón de mi tierra, el verde y el gris se impusieron en mis ojos. Contra el calor abochornante, la humedad y el frescor. Eso sí, de mi soledad relativa a los turistas de todo tipo y condición.

Y a las quejas constantes de los dueños de bares y restaurantes, de las tiendas de recuerdos y productos típicos. "Este tiempo no es bueno". "Como no mejore..."  "No, no hay mucho personal..." 

Pues yo vi muchos coches de acá para allá, las tiendas con gente comprando, los restaurantes con comensales... Tal vez no había aglomeraciones, cierto, pero Santillana del Mar estaba rebosante de gente, y la zona norte de Burgos, por donde me moví, tampoco estaba solitaria que digamos.

En fin, que una de dos, o hay crisis y la gente no se ha enterado aún, o los tenderos, como los bancos, quieren más y más y más... cosa razonable, desde luego, pero de donde no hay, no se puede sacar. Y si la gente gasta menos habrá menos ganancia, pero seguirá habiéndola, que a mí no me ha salido gratis la salida...

Bueno, que he pasado unos días muy agradables.

Frodo en la playa.

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