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casiazul

Maternidad

Maternidad

Menta, la filósofa, ha decidido que por esta vez no quiere ser madre. Le presenté a un novio guapísimo, con papeles y de buena familia. Pero ella arrugó el morro y le dió tres tarascadas que le pusieron en su sitio.

Observar el cortejo fallido me dío por pensar cuánto ganaríamos las mujeres si fuésemos capaces de actuar así. Si no fueran las emociones si no la lógica la que riegiera nuestra vida sexual. La nuestra, que la de los machos ya sabemos que va supeditada a la de las hembras. Pero salvo excepciones, en el mundo animal es la hembra la que impone el cuándo. Y el macho se retira. Los machos están "activos" todo el año, disipuestos y preparados. Pero las hembras controlan los mejores momentos para estar receptivas. Incluso son capaces de retrasar sus celos si las condiciones ambientales no son buenas. ¡Cuánta sabiduria natural!

Separar sexualidad de reprodución dicen que es un avance en los homínidos. Yo no estoy tan segura. Somos exclavos de nuestras pasiones y el que lo niegue que lo demuestre.

En fin, que estas navidades no tendré un montón de cachorritos correteando por el garaje ni tendré que volverme loca para venderlos o poder colocarlos. Menta me ha ahorrado los problemas que quería tener. Casi se lo agradezco, que problemas, hoy por hoy, no me faltan.

Lo dicho, es más inteligente que yo...

2 comentarios

La dama -

Toda la razón, Pau... La imperfección es nuestro segundo apellido. El primero, me temo, la estupidez.

pau -

En el fondo los humanos también siguen unas reglas preestablecidas, dictadas por la naturaleza. El problema es son tan imperfectas como ella y sobrevienen errores. Luego está la educación, la mala y la buena; y las convenciones... que lo estropean todo.