Vejez

Leo "Tierra de sueños" de Jiro Taniguchi. Y se me encoge el corazón.
Fuí el sábado al veterinario con Menta y allí estaba su versión anciana. Su cara, llena de canas, su mirada, resignada y cansada. Doce años de una feliz vida de perro. Un final próximo, una tristeza infinita.
En una de las historias de Taniguchi se relata el final del perro del autor. Todo un proceso de amor y decadencia. Hay tanta ternura y tanto dolor contenido que me quedo prendada y angustiada a un tiempo.
Mis perras, mis perros, mis compañeros, también pasaran por ello. Y yo, cómo no.
Enfrentarnos a la muerte con dignidad. Esa es la cuestión.
Dejarles apagarse lentamente o forzar el final. En ese dilema me encontraré tarde o temprano. Tanto para ellos como para mí.
Es evidente que no quiero vivir cien años. Ni noventa, ni tan siquiera ochenta...
La vida es demasiado hermosa como para que termine en el más absurdo de los limbos. Ni aquí ni allá. En tierra de nadie hasta que se agoten las pilas. No, no me gusta el panorama.
La tierra de los sueños es una buena tierra, si sabes cuando despertar.
No es ninguno de los míos, pero así serán.
3 comentarios
Oda -
Tener ganas de seguir un dia mas a veces falla y por eso hay que tener a mano una lista, una mano, un lo-que-sea; ojala siempre lo tengas cerca. Un abrazote enorme!
La dama -
Y mis paseos y mis lecturas y mis perros y mis hijos y... tantas cosas por vivir que de momento sigo en el camino.
Merce -
Un abrazo, Dama.
Merce