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Abrazo

Abrazo

Abrazo a mi hijo a los pocos minutos de empezar el año. Hemos tomado las uvas, grandes, negras y dulces.

Le abrazo con fuerza, sintiendo su dolor,  su soledad.

Uno ese cuerpo grande y fuerte a mi menudencia, a mis años y mi alma dolorida.

Somos dos soledades unidas en el amor.

Una música alegre nos envuleve. Y el fuego de la chimenea nos ilumina. 

Mis otros amores están lejos, repartiendo sus abrazos y sus besos con otras personas. Yo me quedo con él, con mi triste y solitario hijo. Y le deso una mujer a la que pueda abrazar el año que viene. Una mujer que le ame tanto como él es capaz de amar. Me dice, sonriendo con esa ternura que me derrumba, que ya me tiene a mí.

Pero no es lo mismo.

A mí me tendrá siempre, pero no es suficiente.

Y yo... Bueno, yo soy otra historia.

El año comienza igual que el pasado y, si nada lo remedia, pasará como pasó el anterior. Tal vez sea mejor así, pocos sobresaltos, un lento discurrir del tiempo...

Aunque para sentirnos vivos los dos, lo sé, necesitariamos amor, mucho amor... además del que nos damos mutuamente.

Espero que él lo encuentre en este año.

Yo..., yo soy otra historia.

Klim, el pintor preferido de mi hijo: La satisfacción.

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