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Memorias de amor

Eterno

Eterno

Dicen que el amor es eterno, mientras dura.

Yo he amado, lo confieso, con locura. Es la aventura más fascinate que un ser humano puede vivir. Tiene su punto de peligro y su momento álgido, luego una caída vertiginosa.

Es un viaje a nuestro interior que puede remover montañas y lanzarnos al vacio de la vida sin pensar en las consecuencias.

Andan por el Habitat hablando de aventuras más o menos peligrosas. Creo que enamorarse, así, a lo bestia, es la más peligrosa de todas ellas.

Aquí, ahora, mirándome, parece imposible que yo, tranquila, con una vida casi fuera del circuito, pueda deciros esto. Pero confieso que así es.

Lo malo de amar así es que la caída puede ser terrible. Porque el amor, eterno y todo, se acaba en algún momento. Y ya se sabe, cuanto más alto subes, más bajo caes. Pero ese ascenso y el tiempo que te has mantendio en la cumbre es algo que ya nadie me podrá arrebatar.

...................

Me pregunto, frecuentemente, cual es el mecanismo que desencadena el enamoramiento. Hay tantas teorías, tantas versiones, tanta química por medio, que a veces me respondo ¿qué carajo importa lo que lo desate? Lo importante es lo que sientes, el haberlo vivido en primera persona. Aún así, jamás llegaré a entender que nos mueve a ese baile de locos  para dos, que pierden el sentido de la realidad cuando están juntos.

El amor se suele confundir con el deseo, con el cariño, con el afecto. Pero ninguna de esas cosas es, por separado el amor. Y tampoco lo es la suma de todas ellas. Sigo sin saber, pese a mis lecturas, y lo que es peor, pese a haberlo vivido, qué demonios es el amor.

Amanecer en el paraíso

Instantes

Instantes

Un dedo recorre el perfil de la nariz.

Los labios aprietan suavemente el lóbulo de la oreja.

Los pies se entrelazan, en un baile aéreo.

Las yemas de los dedos aprisionan un pezón.

La espalda se arquea.

El grillo saluda a las estrellas.

Las sombras se diluyen a la luz de la luna.

Las manos se cierran sobre las manos.

En la piel ya no caben más caricias.

Asciende la brisa suave del amanecer.

En el olivar despierta el día.

Los cuerpos descienden del paraíso.

El verde se hace verde y el azul se adueña del negro.

Instantes eternos...

Madre

Madre

Tengo a mis hijos desperdigados por la geografía del mapa. Uno en Zaragoza, otra en  Robledo de Chavela y la otra aquí, cerca de mí. Habíamos planeado comer , al menos las niñas y yo, hoy, pero la muerte del abuelo de un yerno nos ha cambiado los planes de una hora para otra.

Cuando los hijos se emparejan ya no dependen de sus deseos hacia ti, sino de los compromisos que adquieren respecto a los otros. Y es comprensible. La flexibilidad hace que las cosas funcionen.

Madre no hay más que una, dicen. Pero a veces el destino te juega malas pasadas. Es un mito eso de que todas las madres son buenas. Las hay con muy poco instinto maternal, ¡que le vamos a hacer! La mía es un ejemplo de ello. En compensación yo me paso de maternal... Y los extremos no suelen ser buenos, lo sé.

Fromm, en su "arte de amar", explica de forma sencilla y certera, los distintos tipos de amor, con sus ventajas e inconvenientes. Y al amor maternal lo clasifica de "incondicional" El amor que no espera recompensa.

Así es como amo yo a mis hijos. Con sinceridad, no espero nada de ellos. No les he inculcado obligaciones hacia mí. Si me quieren, que sea por que se lo pide el corazón. Nada de lazos de sangre o obligación paterno-filial. Nada de compromisos ficticios... Tal vez por eso, cuando me dan algo (inmaterial, preferiblemente) me siento recompensada.

A la contra, ella esperaba todo de mí, la rendición total. Y como no lo ha conseguido su decepción es total. Son dos formas contrapuestas de vivir la maternidad. No juzgo ninguna de las dos. Simplemente las vivo. La una como una pesada carga, la otra como un encuentro feliz con la vida. De nuevo la ley de la compensación universal...

Doy importancia al valor de los gestos y a la buena educación. Si en eso no me he equivocado educando a mis hijos (el tiempo lo dirá) mi labor estará bien realizada.

Hoy comeré con la que queda "libre". Ayer me abrazó con ternura al regalarme un ramo de flores. ¿Qué más quiero?

 

Y SI YA NO ESTÁS

Y SI YA NO ESTÁS

Y si ya no estás,

¿por qué vuelvo?

Se perdió tu mirada,

no encuentro el eco

de tu voz sosegada.

¿Por qué vuelvo?

Me preguntan

- ¿Dónde está?

Y yo les digo:

- Se fue con mi alma.

- Vuelve para encontrarla.

Me dicen otros

- ¿A dónde fue?

Y yo sonrío

- A mi corazón,

pero se perdió...

- Y si ya no está...

¿Qué haces que no vas?

- Voy, voy, ya voy,

pero no sé

que camino tomar.

Estación de Antequera. Una reliquia semiabandonada por dentro, ¡Una lástima!

 

 

 

Muerte

Muerte

 

            La fría luz blanca, directa e inmisericorde, descubría el dolor contenido en su rostro. Postrado en la cama, el hombre moría lentamente, silencioso y solitario. Llevaba varios días así y los médicos solo pudieron confirmar que se moría sin remedio.

            Su mujer y su hija habían dejado de velar su sueño. Nada podían hacer y nada hacían. Venían juntas por la tarde y miraban aquel saco de huesos, tan amado, con ternura, pero habían borrado ya de sus ojos la pena y el dolor. Durante largas conversaciones él las había aleccionado con su teoría sobre la muerte. Ahora se presentaba la ocasión de hacerle caso y lo hicieron.

“Es inevitable, -les decía- la vida se sustenta sobre la muerte. Sin ella ninguna de las dos existiría. Desde la célula, cuya única función es obtener energía para cumplir sus funciones vitales y luego degenerar y morir, hasta las estrellas, con su inmenso espacio de tiempo vital. Todo se mueve hacia la muerte. La muerte es la esencia de la vida. Y cuando uno de nosotros caiga enfermo y ya no haya soluciones médicas, no quiero lágrimas ni gritos. Nada de lamentaciones, nada de tremendismo. Yo no pienso hacerlo por vosotras y espero que vosotras seáis también fuertes y racionales ante mi final”

 

            El enfermo abrió los ojos lentamente. Un rumor imperceptible le había despertado de su sopor. Su mujer estaba a un lado de la cama pero su vista se dirigió al otro lado. Había allí una presencia que tardó unos minutos en enfocar. Era una mujer hermosa, espléndida en su juventud y llena de vida. Haciendo un esfuerzo se incorporó en el lecho y centró su mirada en aquellos ojos que le atraían a un cielo cuajado de estrellas. El cabello le caía en cascada ondulante sobre la espalda. Se acercó a la cama y el hombre sonrió levemente al descubrir que estaba desnuda, perfecta dentro de una suave y elástica piel dorada. Su mujer veía, asombrada, los movimientos que realizaba él, muecas extrañas, movimientos del cuerpo sobre la cama y se acercó, esperando que la mirase. Pero él tenía la mirada perdida en un punto indefinido de la habitación, al otro lado. La mujer desnuda se sentó en el borde y le tomó una mano. El hombre sintió un frío intenso que le traspasó el corazón. Entendió quien era, pero no se asustó. Entonces ella le habló:

- ¿Soy hermosa? - y con un gesto de coquetería movió sus cabellos.

- Eres hermosa. Te esperaba vieja y huesuda. ¿Por qué eres tan bella?

- Es fácil serlo para ti. Siempre me has querido.

- No, yo he amado la vida como el que más.

- Cierto -resupo la mujer, cuyos pechos apuntaban dulcemente hacia el hombre, perfectos, apetecibles a la caricia y el beso.

El hombre alzó la mano y su movimiento alertó a su mujer, que le tomó la otra mano, que reposaba sobre la sábana.

- ¿Qué quieres? ¿Te duele?

Pero su marido tenía la mano sobre el helado pecho de la muerte, que le sonreía pícaramente, al contacto con su piel.

- ¿Cómo eres tan hermosa? -repitió él, deslizando la mano hacia el vientre yermo y dejándola caer sobre el suave vello negro y rizado. Era un lugar cálido y eso le sorprendió.

- ¿Cómo? ¿Por qué no está frío aquí?

Y ella, apretando la mano contra su sexo, le dijo, sonriendo:

- Aquí está la vida. Cómo tú decías, en mi está la esencia de la vida.

- Pero eso eran conversaciones y casi nadie me creía. Todos piensan que la muerte es lo más horrible, ya lo sabes. Te temen, te odian, creo que yo también tengo algo de miedo.

- No, ni una sola vez descubrí miedo en ti. Eres el único, por eso te quiero. Ven...

Y el se levantó. Cubrió su cuerpo con carne y sangre nueva, sus ojos vieron, su corazón sintió, su alma comprendió todo lo que siempre había ansiado comprender y vivió.

 

El médico certificó su muerte y su mujer, que durante esos últimos minutos le había estado observando, pensó que había muerto feliz. Luego lloró, pese a su promesa.

La ilustración es un cuadro de Yoshiro Tachibana. Lo he encontrado por casualidad, como casi todo. Me gustas sus cuadros...

Jardín 2

Jardín 2

EL JARDÍN 2

Como dijo el poeta:

"tengo de mi mano

plantado un huerto"...

Yo solo poseo

sin ser siquiera mío ,

un jardín que bordea

el extenso trigal,

la retama, el olivar,

el horizonte y el río.

Un jardín que paseo

con los pies cuando puedo

y con el alma en un recuerdo

siempre que estoy lejos.

Paraíso perdido

de susurros y besos,

de palabras invisibles

que acunan el silencio.

Tengo un jardín que no es mío,

sin puertas ni muros externos,

un gran jardín,

mi mundo, tus sueños.

 

Electra y Edipo

Electra y Edipo

¡Qué listos son los psiquiatras! Nos explican las atraccionesque se establecen entre padres e hijos con dos personajes de la tragedia griega. Pero hasta ahora solo he leído en Fromm, en su "Arte de amar", unas clasificaciones que me han esclarecido el asunto.

Ando soliviantada, a mi edad, con el concepto de amor materno y sus perversiones.  Y, por tanto con el amor filial y sus complejidades.

Por más que me pregunto e intento buscar una explicación a ciertos comportamientos no encuentro la salida. Y me resulta triste tirar la toalla, perder la esperanza...

Tal vez ande críptica esta vez, pero lo que duele, duele...

Ni el paso de los años, ni el conocimiento del carácter, ni las circunstancias que rodean mi relación hija-madre me han permitido,hasta ahora, comprender su comportamiento y entender sus afectos.

 

Y ando desacarriada y medigando por el campo de los abrazos y la comprensión de una mujer fría y calculadora, que aún no sabe, al final de sus días, que la quiero, pero que no se ha dejado querer nunca por nadie.

La desconfianza es su lema y su corazón sufre, pero es duro como una piedra. Paradoja vital: quiere ser querida, pero no da afecto a nadie.

¡Que cierto es que sólo se recibe lo que antes has dado!

Y yo no espero nadaa cambio de lo que doy... Así no me decepcionare. Pero doy todo lo que tengo. Me siento bien. Y eso está mal visto, por lo que se ve.

En fin, que los días curan los pequeños rasguños en mi delicada piel sentimental y que no aprendo mucho, pero me duele demasiado...

Medea mató a sus hijos. A veces no hay que matarlos físicamente, basta con no quererlos para que sean huérfanos.

Leyes

Leyes

No hay ley, norma ni contrato

que me obliguen a quererte.

Como no los hubo cuando te quise.

Una firma en el juzgado, una familia o veinte años,

no son suficientes cadenas

para retenerme a tu lado.

Los sentimientos no se fuerzan,

se aceptan cuando aparecen

y se apagan cuando se van.

Hay leyes más fuertes en la vida

que las escritas por los hombres,

leyes que llevamos inscritas

en el corazón.

Esas, querido, no se firman,

se viven.

 

Luna de agosto

Luna de agosto

LA PIEL

El atardecer avanzaba lentamente, mientras miraban, distraídos, hacia las ondulaciones del terreno que se alzaban frente a ellos.

La tarde les había sorprendido bajo una enorme encina, en el centro de un campo de trigo recién segado. Habían hecho el amor con dulzura, sin prisa. Solo el titntineo suave y lejano de un rebaño de ovejas que se alejaba, con su pastor detrás, por la vaguada, les alertó momentáneamente y les recordó que no estaban solos sobre la tierra. Después él se inclinó sobre el regazo desnudo de ella y hablaron suavemente, en voz baja, como si no quisieran perturbar la serenidad del paisaje que les rodeaba. Las manos seguían acariciando la piel, con gestos tan suaves, que el roce se convertía en un placer sin estridencias, profundo como un río sin fin.

Cuando las ramas que los cubrían, como un gigantesco paraguas, fueron perdiendo su tonalidad verde, se dieron cuenta del cambio de luz en el cielo. De un azul intenso estaba ahora bañados por un suave gris azulado y la luna, apenas un gajo blanco y luminosos, brillando al oeste, se hizo presente. Sin decir nada, los dos se levantaron y salieron de la protección de las ramas y, ella delante y el detrás, abrazándola, desnudos los dos, miraron hacia el horizonte.

- Quisiera detener el tiempo ahora - dijo ella, sabiendo que antes y después otras bocas dirían lo mismo.

- No pierdas ni un minuto, haz que permanezcamos aquí siempre - le propuso él.

Ella lo intentó, pero las estrellas fueron, poco a poco haciéndose visibles en el obscuro manto de la noche.

De aquel día el recuerdo que les quedó fue el del aire acariciando, sin un solo movimiento, sus cuerpos; la suavidad de la piel del otro y la luna creciente en el horizonte.

Estancias

Estancias

Hay pieles a las que una se puede acostumbrar.

La piel del ser amado es una de ellas.

Sentir el calor, palpar las irregularidades,

buscar el hueco justo

en el que reposar la cabeza.

Hay huesos a los que una se puede aferrar.

La cadera que se sujeta contra la cadera,

el cúbito y el radio que aferran costillas y columna.

Hay carnes que una se acostumbraría a devorar

si no tuviese miedo a la antropofágia

y manchar el suelo con sangre tan difícil de limpiar...

Hay cosas a las que una se acostumbraría con facilidad.

Por ejemplo, a amar...

Números

Números

Un solo pensamiento

ronda por mi cabeza:

recuperar el tiempo,

saber con certeza.

inútil esfuerzo este

que se pasea por el viento.

No hay nada cierto

salvo la última muerte.

 

Dos pequeños sentimientos

vuelan perdidos en el corazón:

uno, amor minúsculo

a las cosas y a los hechos;

otro, amor sin razón,

motivo ni esperanza;

amor perdido en el tiempo,

abandonado en la ausencia.

 

Tres miradas ocultas.

Cuatro estancias cerradas.

cinco puertas vacías,

seis peldaños torcidos

y un solo pensamiento

perdido en las sonrisas

muertas antes de nacer.

 

La imágen:

 Eva Holz
Pensamientos Concéntricos
Año 2001. 60 x 82 cms.

Acrilico en Tela

 

La trama y la urdidumbre del tapiz

La trama y la urdidumbre del tapiz

 En la trama de ese tapiz hay hilos invisibles que me retienen, que me atrapan. Hilos hechos de imágenes de cuerpos acoplados, de deseos satisfechos por un instante y deseados al momento otra vez. De palabras que se cruzan, de manos que se entrelazan y de miradas unidas en el azul intenso, en el vacío del cielo….

Tu vitalidad, tu virilidad, tus deseos me mantienen en un estado de estupefacción que no puedo entender.  No es la edad o las circunstancias lo que me sorprende, es el sentimiento de lo imposible de entender. De vivir. Nunca me he entretenido en buscar antecedentes literarios o reales de lo nuestro. Y los hay, muchos. Sé de amores en la distancia de ciertos escritores, de amores imposibles entre reyes y plebeyos, de parejas que nunca se juntaron pero vivieron en la distancia y el tiempo amores como el nuestro. Y eso es lo sorprendente, que me esté pasando a mí. Y que tú seas la causa de mis desvelos, de mis sueños, de mi angustia, el obscuro objeto de mis deseos.

Números

Números

Un solo pensamiento

ronda por mi cabeza:

recuperar el tiempo,

saber con certeza.

Inútil esfuerzo éste

que se pasea por el viento.

No hay nada cierto

salvo la última muerte.

Dos pequeños sentimientos

vuelan perdidos en el corazón:

uno, amor minúsculo

a las cosas y a los hechos;

otro, amor sin razón

motivo ni esperanza;

amor perdido en el tiempo,

abandonado en la ausencia.

Tres miradas ocultas.

Cuatro estancias cerradas,

cinco puertas vacías,

seis peldaños torcidos

y un solo pensamiento

perdido en las sonrisas

muertas antes de nacer.

Para Rafa, que sabe contar hasta diez, más que yo... 

Puertas al campo

Puertas al campo

Y aún cuando soy capaz de buscar otros espacios, otros rincones, aquellos que me han sido vedados son los que con más frecuencia acuden a mi mente. Soy capaz de esperar milagros donde no  puede haberlos, soy capaz de recordar imágenes, olores, luces y sonidos que sólo por haber sido compartidos me son tan queridos. Sin la presencia que me acompaña como un fantasma, esos lugares serían como el resto del mundo. No tendrían más belleza que la de un hermosos paisaje. Pero no es eso lo que busco cuando recuerdo. En mi ejercicio solitario tu fantasma me consuela de la soledad, me hace un guiño de complicidad desde la lejanía. Oigo tu voz, escucho tus consejos, te atraigo hacia mí, para sellar con un beso imaginario tu discurso. Desde el olivar he recordado el encinar. Apenas unos minutos, con la música envolvente que se desliza... Tanto recuerdo acaba haciendo que la tristeza suba por las venas y llegue a los ojos. Tanta tristeza no puede ser buena.

Felicidad

Felicidad

A cuanta gente se le olvida que la felicidad no se compra. Que es un estado, un camino de búsqueda, un instante en medio de una eternidad.

Pero no sigo por ese camino.

Quiero saludar con todo mi afecto a Rafa, mi poeta favorito, que ha regresado y con quien no hay manera de ponerse en contacto a través de su blog. Rafa, me alegro que ya estés de nuevo en el camino... con rodillas y con corazón.

A Mon, que me alegra y hace reir con sus comentarios y consigue ponerme seria cuando ella se pone seria.

A Luis, que sigue haciéndome pensar y me anima a contestar de vez en cuando a sus mensajes hechos de inteligencia y cordura.

A Tolo, que regresó del fin del mundo después de dos años y vendrá a mi isla unos días.

A quien él sabe, que me sigue y persigue, como el fideo de mi sopa, siempre hiudizo y siempre tan deseado.

A mis peques, que me ayudan sin saberlo, aunque les haga poco caso.

A mis perros, que me dan disgustos y alegrías a partes iguales.

Y al resto, si es que hay alguien por ahí, sólo les pido que sean todo lo felices que les dejen las circunstancias. Que atrapen al vuelo los buenos momentos y dejen escapar los malos humos.

Yo intentaré seguir mirando el azul y la escarcha, las orejas tiesas de mis cachorras y los ojos tristes de Urko. Seguiré queriendo con locura a mis hijos y procuraré encontrar esos instantes de felicidad que os deseo a todos.

Que nos sean propicios los tiempos venideros.

La foto es una paradoja más de la vida: "Dunas Nevadas" ¿Puede haber algo más incongruente?

El jardín japonés

El jardín japonés

       Él la contemplaba tumbada en el sofá. Al cabo de una eternidad la llamó suavemente, pero ella no respondió. Tenía los ojos semicerrados y decidió ir a buscarla. Se lanzó al interior de sus ojos, como quien se lanza al mar en un día tranquilo. La buscó entre las arenas de solitarias playas, atravesó océanos, subió altas montañas y recorrió desfiladeros serpenteantes. Siguió sus pasos por ciudades vacías y oscuras y por pueblecitos bulliciosos y coloridos. Por fin la descubrió, acurrucada bajo un cerezo en flor, cubierta de pétalos rosas, en un luminoso valle japonés. La contempló largamente y regresó por el mismo camino, sin hacer ningún ruido. La tapó con una manta de color azul cielo y pasó largas horas velando su sueño, hasta que ella regresó. En su pelo tenía pétalos rosados, en sus ojos se veía el brillo del sol poniente y en su boca, el sabor del aire puro.        Todas las tardes la contemplaba tumbada en el sofá y sentía un inmenso amor. Él no sabía desprenderse de la realidad. Por eso la amaba tanto, por eso la necesitaba tanto. Por eso quería entrar en sus ojos cuando dormía y marchar en su busca a lugares imposibles.