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Tierra

Romero

Romero

Esta tarde he ido por la ladera del monte, paseando con Urko, Menta y Farah. Su instinto les hace buscar los mejores caminos en un terreno que no los tiene. Alguna trocha marcada, pero que se pierde en pequeños regueros de agua o en bifurcaciones hechas por los desniveles del terreno.

Es monte bajo, con encinas, romero, tomillos y poco más. Algún que otro pino, que aumentan la densidad conforme subimos al monte. El suelo está lleno de hojarasca, de agujas de pino y de yeso, caliza y arcilla.

Hay mucha vegetación seca, que como todos los veranos, es causa de un cierto miedo a los incendios. Pero no se hace nada. Debe ser terreno comunal, pero como no es economicamente productivo, nadie se molesta en limpiarlo. Luego vendrán los ayes y las lamentaciones si pasa algo.

El agua hace su trabajo en las barranqueras y desintegra piedras enormes en un polvillo blanco y gris.  Es un suelo pobre, erosionado en formas caprichosas, pero a pequeña escala.

Desde la primavera pasada no habíamos vuelto a esos lugares, tan humildes como hermosos. Cuando regreso a casa y quito los collares a los perros, su pelaje huele a romero. Se traen ese olor tan suave del campo. Y yo me traigo las imágenes de las encinas a contraluz.

Pasito a paso

Pasito a paso

Y así, como quien no quiere la cosa nos metemos en mayo.

Ando vaga en esta primavera. Lo de los cambios de temperatura tan bruscos me tiene sin vivir en mí. La verdad es que ésta es una primavera al viejo estilo, como debe ser. Variable, indefinida.

Me ha mandado mi peque una foto de Paris, una preciosidad que voy a intentar colgar. El Sena y sus reflejos naranjas.

Estos días el señor Roucco Varela ha hablado. Y me ha dejado sin palabras. Y mira que no me considero religiosa. Pero hay cosas que aún me hacen subir la tensión. Entendí que lo único inamovible eran las normas de la santa madre iglesía, que no cambian con el paso del tiempo y de los avatares políticos. Por él deberíamos doblegarnos a las propuestas más integristas de la religión católica. La verdad es que el buen hombre tiene unas ideas de casquero. Pero bueno, parece ser que ya no se oye nada de esas ideas medievalistas...

Me sigue sorprendiendo la velocidad con la que olvidamos las cosas, cuando la información es un tren expreso lanzado a toda velocidad camino del mañana. Nada permanece, cada día una "novedad", sin tiempo para nada y sabiendo de "todo".

Escucho la radio y me da la sensación de que hasta los locutores (periodistas, más bien) hablan cada vez más deprisa.  Hay que apurar el tiempo, decir mucho en pocos minutos, pasar a la siguiente noticia, hacer espectacular lo insignificante. Y sin variedad, por supuesto. Todos dicen lo mismo...  

Bueno, pues eso, que dentro de poco será mayo y ya he quitado una primera tanda de hierbajos...

Ah, mis chuchos están cada día más guapos y seguimos en crisis...

El arte de ensayar

El arte de ensayar

Esta vez no puedo hablar bien de Savater. Su último libro, creo, es una recopilación de prólogos sobre una colección de libros de distintos filósofos, "El arte de ensayar". Esperaba algo más, pero me he quedado decepcionada.  El librito es una estafa, que queréis que os diga. Ganas de vender por vender... No he leído su última novela, la del premio Planeta. Me pasa lo mismo que con Javier Marías, que leo sus artículos, pero no sus novelas.  No les considero escritores sino filósofos, ensayístas. Son buenos en lo suya, pero al igual que Savater comenta que pocos escritores son buenos ensayístas y que pocos filósofos alcanzan el nivel literario en sus escritos, yo comento que a él le ha pasado justo eso. Y me acuerdo del viejo refrán: "Zapatero, a tus zapatos"

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Estos días tan variables están haciendo milagros en el campo. Parece que se han acabado las heladas matinales. Y las lluvias engordan la tierra y los hierbajos. Tengo que comprar ya la gasolina para la desbrozadora... Las garrapatas apareceran si no desinsecto las perreras y el huerto está esperando la siembra. Estos trabajos de campo me recuerdan los frescos medievales del claustro de la catedral de León. Concretamente su calendario agrícola. (Si mal no recuerdo)

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Los matices del verde son infinitos, como el blanco de la nieve en la Antártida. Viajar pos las carreteras secundarias en estos días es todo un festín para la vista. 

Tópico de semana santa

Tópico de semana santa

Lo que es la vida. Hace unos años sabíamos que en viernes santo no había periódicos ni pan, como el uno de enero. Esta mañana, que mire usted por donde, me he despertado en Zaragoza, en el segundo paseo que ha dado con Frodo, he descubierto dos panaderías y una charcutería abierta en la galería comercial. Y la prensa disponible en la papelería...

Paseando por el puente de Santiago nos hemos cruzado con varios nazarenos, penitentes, hermanos y capuchones... Tienen tantos nombres como cofradías hay. Esta es la ciudad donde los ensayos comienzan por febrero, a orillas del río, al otro lado del Pilar. Los tambores, desde el más pequeño al más grande, retumban frente a las aguas siempre marrones o verdes del Ebro.

La lluvia nos ha calado durante casi toda la mañana. Frodo no está acostumbrado a estar encerrado en una casa tan pequeña. Decíamos que o bien el piso es pequeño o el perro demasiado grande. Pueden ser las dos cosas juntas. Desde luego si viviesemos en un espacio tan reducido, sería un martirio para él y para mí. Pero aquí estamos sólo de paso, por dos noches.

No me gusta está ciudad, como casi ninguna. Pero ésta en especial. Su clima me aterra, no soporto su humedad fría y ventosa y su calor húmedo y axfisiante. El cierzo me trastoca, como buen viento local.

Le reconozco su belleza, su historia, los paseos calmos por el centro cuando el aire es aire y no ventolera feroz. Se come bien y se tapea mejor. Y hay un bar de copas dedicado a Van Gogh, que descubrí hace años y al que vuelvo cada vez que vengo por estos pagos, siempre con el miedo de que ya lo hayan cerrado.

El mal tiempo nos tiene encerrados en la casa. Menos mal que mañana por la tarde estaré en mi jardín...

Este viaje ha sido una pequeña obligación, un favor realizado con mucho amor. Pero... mi jardín es mi paraíso. Y el retorno será alegre.

Voy a intentar colgar una foto, pero llevo dos entradas sin conseguirlo. A lo mejor tengo que emigrar a otro sitio para conseguirlo...

Vamos allá...

 

Poda

Poda

Ayer la lluvia y la nieve me dio un respiro y hoy parece que el sol nos acompañará.

Anduve toda la tarde en el patio quemando las ramas de la poda. Los trocos más gruesos los guardo para la chimenea. Y aún me queda trabajo para esta tarde.

Lo reconozco, el sol me da vida.

La crisis me amenaza, como a casi todos los curritos de este nuestro país. Y mirando de qué puedo prescindir me doy cuenta de que mis vicios no admiten recortes: comer todos los días, dar de comer a mis perros, estar comunicada en el fin del mundo y, sobre todo, dar de comer al banco. Medio suledo se me lleva todos los meses. El resto en recibos varios... Supongo que los paraísos tienen un precio. Pero tal y como han subido las cosas de un tiempo acá... caro me está saliendo.

El otro día me comentaba un conocido que estaba sin cobrar paro desde agosto y que por un descuido de la funcionaria de turno, a su mujer, de baja por enfermedad mental, le habían retirado la ayuda por hijos.  Pudo solucionarlo, pero ese es su día a día.  Y tiene dos hijas que mantener... Quiere trabjar, pero no puede, no hay trabajo. Luego me asustó, la verdad.  Insinuó revueltas, conflictos...

Pensé que tenía que estar agradecida por lo que tenía, y lo estoy. Hay gente que sobrevive casi del aire... Pero esto no puede durar mucho. ¿Qué pasará cuando se les acabe el paro a tantas y tantas personas como hay en ese borde?

Otro conocido me dijo que no me deshiciera de ninguno de mis perros, que tal y como están las cosas más me valía estar segura y protegida en mi casa... 

Los dos comentarios se complementan y dan miedo.  ¿Eso es lo que se quiere? Crear revueltas civiles para conseguir comida? ¿Estamos ya tan cerca del desatre argentino?

De verdad, que me está entrando miedo. ¿Qué está pasando? ¿Nadie puede pararlo? Es como caminar hacia el precipicio sin que nadie (los que pueden y deben) den un paso atrás. Como esos pequeños roedores que se lanzan al mar sin saber por qué.

 

Imperios pequeñitos

Imperios pequeñitos

Dicen que no hay imperio que dure mil años. No sé si los chinos lo habrán conseguido a lo largo de su milenaria historia. Pero por el resto del mundo creo que no. Ayer no pude evitar enterarme de que el imperio USA ha cambiado de emperador. Me gustó la música de Jonh Wiliams. Es lo único que me hizo cambiar de la radio a la tele para ver la interpretación de la pieza musical escrita como regalo al aevento. Y me acordé de otros ilustres músicos que pusieron su genio a trabajar para eventos similares. ¡Qué grandes son los imperios y qué pequeñitos los mortales que los forman!

Pensé que habría mas boato, pero no, creo que se lo han gastado todo en medidas de seguridad. Pero, ¿a quién se le ocurre votar a un presidente negro en Estados Unidos? ¿Es que no se conocen a sí mismos? Ojala les salga bien y el pobre hombre saque adelante los sueños de millones de personas. De ser así, tendré de dejar un resquicio abierto a la esperanza...  ¿El pais de los "vip" blanquitos se va a cambiar por el de los "afroamericanos" (que ridículo me suena eso)? Me temo que será el señor dolar quien seguirá moviendo los hilos. El dinero no tiene color, dicen. No estoy muy segura de eso...

En fin, que a Urko ni le va ni le viene, pero a mí, de refilón, a lo mejor sí, por que ya se sabe que andamos en un mundo globalizado (otra estulticia más...)

Que sea para bien...  

 

De cosas importantes

De cosas importantes

La verdad es que a veces creo que debería dar mi opinión sobre cosas importantes. Debería hablar de economía, política, educación o problemas sociales.

Pero luego leo a otros que lo hacen muy bien. Y me doy cuenta de que mis opiniones son comunes a las de muchos otros y me da pereza ponerme "seria y sesuda", que podría, pero es demasiado cansado.

Siempre buscamos aquello con lo que más cerca y cómodos nos sentimos. Buscamos nuestras opiniones en palabras ajenas y nuestras ideas o "ideales" en otros. Cuando lo encontramos nos quedamos en ese círculo, complacientes, disfrutando con los iguales.

Repasando mis "temas", los veo caseros, minúsculos, sin grandes ambiciones.  Pero no me preocupa. Escribo para mí, para que algunas cosas no se me olviden. Para compartir algunas ideas o vivencias simples. Antes lo hacía en cuadernos, en folios. Ahora, más vaga cada vez, lo hago en una pantalla abierta a unos pocos lectores, con lo que no cuento todo, sino retazos que me gustan. No aspiro a que me lean, sino a recuperar mi propia y disminuida capacidad de escribir.

De vez en cuando recupero algún texto, alguna poesía, alguna reflexión.

Hoy, gris y lluvioso lunes, me da por pensar por qué tanta gente tiene la necesidad de escribir y ser leído. Curioso...

Se admiten ideas.

 

Siberiano

Siberiano

Oigo en la tele que hace un frío siberiano, que la nevada ha sido histórica...

Estos periodistas (o los que escriben las noticias, me da igual) no han estado en Siberia, desde luego. Ni siquiera en el límite de León y Asturias en pleno invierno.

Una nevada de 10 cm. no es precisamente histórica. Es normal. Al menos en esta zona central. O debería ser lo normal en invierno. Estudiaba yo el clima atlántico, el mediterráneo y el continental. A lo mejor es que ahora esos climas no existen. Y lo normal es un clima suave que no nos traiga lluvias, nieves y heladas. A los cohces les sienta mal la nieve. Será por eso que en el norte de Europa todos van a caballo o en troikas.

La manía de llamar "histórico" a todo lo que sucede, aunque sea una nimiedad como lo es una nevada en enero, me parece ya pueril. Estan infantilizando a la gente con tanta exageración. Y encima haciéndoles miedosos.

Pero supongo que llamar la atención para subir la audiencia es lo único que importa.  Y la exageración es la única forma de hacerlo.

Con el lenguaje tan rico y expresivo que tenemos, estamos desvirtuándolo con tanta exageración. Y los libros de estilo, tan de moda, no sirven para mucho. ¿Será cuestión de enseñar más lengua y léxico a los periodistas?

¿O de prohibir salir a los cohces en cuanto se nubla un poco el cielo? Así no tendría que dimitir la ministra de turno y todos contentos... Que esa es otra. En cuanto los cielos se abran se pide la cabeza de algún político.

Si es que son como niños...

Restos de la "histórica nevada" al día siguiente... Y Farah sin cadenas...

Urracas 2

Urracas 2

Pues no se han ido. Será que yo no miro lo suficiente. Fregando ayer las vi. Grandes, negras, blancas, azuladas... Mis queridas urracas. Eso me pasa por tener las cortinas echadas. Cuando me doy cuenta las abro un poco y veo desfilar la vida.

He plantado ajos en el huerto, así que tendré que verlos crecer. Aprenderé de ellos a soportar las heladas que nos quedan, las brumas y la lluvia. Más adelante seguiré plantando tomates, cebollas y otros berenjenales. La cuestión es, pese a lo que he dicho en la entrada anterior, ver crecer algo, aunque sea una humilde berenjena.

Así me obligo a tener cosas que dependen de mi salud mental, para fortificarla y darle motivos de vida... ¿Terapia? Pues sí, la terapia de los pobres. Y de los que no creen, como yo, en los beneficos de la psicoterapia, a pesar de mis paseos por el habitat.

Al igual que el mal y la duda están dentro de mí, tambien lo está la fuerza para pelearme con ello día a día. Y cuando me fallen las fuerzas acudiré a la química, que es lo único que me aportó mi última recaida, una farmacopea de lo más esquisito.  

Pues eso, que las urracas no se fueron y yo tampoco me voy, de momento, a ningún sitio.

Segundo

Segundo

Hoy es el segundo día de año. Así, dicho, parece todo tan nuevo que dan ganas de seguir a ver que pasa con lo que vendrá luego, el tercero, el cuarto...

Pero es un puro engaño que hacemos a nuestro cerebro. En realidad, hoy es igual que ayer y, tal vez, mejor que mañana.

Hablaba con mi amiga (andamos las dos un poco depre estas fiestas) sobre lo pesado que se nos hace vivir a veces. Decíamos qué para qué tanto esfuerzo, tanta lucha por mantenernos vivas. Y decíamos lo difícil y de valientes que tiene que ser acabar con todo de una vez.

Desde luego no era una conversación gratificante, pero era lo que nos salía del alma en ese momento. La terminanos con una sonrisa muta de resignación. Seguiremos... Ella peleando con su enfermedad, ganándole la batalla a sus dolores y su desazon y yo pensando en mis tablas de salvación, que me mantienen a flote a pesar de mis frecuentes deseos de dejarlo todo.

¡Vaya manera de empezar el año, diréis! Pues sí, es lo que hay. Subidas y bajadas en un tobogan del que siempre caemos y al que cada vez nos cuesta más subir.

Y sigo pensando que la vida no debería ser tan egoísta y que podría soltarnos cuando quisieramos nosotros y no ella y su instinto de conservación, tan esclavizante como el más cruel de los amos...  ¿Qué más le da a ella un ser más o menos? Si tiene la capacidad de rehacerse una y otra vez, en millones de formas diferentes no debería ser tan estricta con los que a veces nos cansamos de verle la cara todos los días.

Es el segundo día del año, y esta no es forma de empezarlo, ya lo sé, pero una se va haciendo vieja y cada vez más escéptica. Y me canso de ver como todo sigue igual. Las ilusiones desfilan, pero no se quedan. Sólo permanece la certeza de un mundo igual, girando día a día en su locura.

A veces lo único que pido es un poco de paz para mi mente desbocada, que se mete en torbellinos que no puede parar.

Despues del huracán viene la calma. Seguro que en cuanto salga el sol cambiará mi forma de ver las cosas. El gris me sienta mal, ya lo sé...

 

 

Nubes

Nubes

Llevo varios días sin ver el sol. Y eso me deprime un poco. El otro poco lo pongo yo solita...

Los días soleados, quieras que no, me animan. El brillo de las cosas, el cielo azul, ¡vaya usted a saber qué!

Creo que no podría vivir mucho más al norte de donde estoy. Pero me bajaría al sur si pudiera. Y eso que el calor me mata...

No creo que sea bueno tanta contradicción.

La foto es de las playas de Malaga, yo, de negro, un puntito en la arena. Y el barquito recordándome que se puede viajar si sabemos dirigir la vela con el viento que tengamos.

Primera nevada

Primera nevada

Ayer, sobre las 8 de la mañana, al abrir la puerta me encontré con unos copos enormes cayendo del cielo. Poco después se convirtieron en agua y al rato ya no quedaban restos de nieve. Aproveché para sacar un par de fotos. Esta es Farah, que salió a regañadientes del calorcito de la casa para hacer sus cosas. A Urko también le costó lo suyo entender que tenía que salir.

Me recordaban mis días de campista, cuando el frío de la madrugada soriana o pirenáica me hacían desear no tener vejiga para no salir de la tienda y atravesar el camping para ir a los baños comunes a esas horas en que no se han despertado ni los buhos.

Con todo, despejar la mente con el frío de la mañana, con el aire limpio y cortante del amanecer es reconfortante. Sobre todo si dentro el calor te vuelve a amodorrar y tienes la oportunidad de vaguear unas horitas por la casa...

Mente

Mente

He tropezado, de nuevo, con la enfermedad mental. Me da igual la etiqueta que esta vez tenga.

Veo pasear a la mujer con pasitos cortos, temblorosos. Las manos casi cerradas, en un arco agrrotado.

Y recuerdo, cambiando el rostro, la misma expresión de estupor en  mi familiar. La medicación los aisla de su propia vida para facilitarsela.  O tal vez para que nosotros podamos manejarles mejor. Cierto es que no pueden prescindir de ella, que no pueden bajar la guardia o el monstruo les dominará. Pero es tan triste verles así...    

Crisis y otras hierbas

Crisis y otras hierbas

Hoy mi banquero favorito, de enormes ojos azules y amigo de infancia de mi hijo, me ha dicho que hasta dentro de seis meses no terminaremos de caer en el pozo. Que para entonces todos los posibles parados estarán ya parados y que a partir de ahí la pescadilla seguirá comiendose la cola, cada vez con más hambre, hasta que llegue a las agallas. Y entonces ya veremos que pasa (la figura retorica es mía, que el muchacho entiende de números, no de literatura)

Además me ha dicho que los ricos en estas épocas se forran más aún, preparándose para cuando vengan las vacas gordas. ¡Terrible paradoja! Ahora que las cosas bajan sólo los ricos las pueden comprar... Los demás, nosotros los curritos de a pie, no podemos comprar ni gasolina para el coche.

Mi banquero de ojos azules me comenta que la zona en la que trabaja está llena de urbanizaciones con gente que ha emigrado de la capital para gastar menos. Pero que si a uno de los miembros de la pareja le falla el trabajo, las pasan canutas para pagar la hipoteca y que el banco se las ingenia para seguir cobrando... a fin de cuentas no les interesa tener pisos vacios. Luego tendría que ponerlos a la venta, pero como no conceden tantas hipotecas como anters, se los tendrían que comer con patatas o venderlos a precios inferiores (de nuevo la pescadilla...)

Me he quedado muy tranquila con sus explicaciones: si me suben la hipoteca, me aprieto el citurón (yo, que ando engordando por la menopausia lo voy a tener difícil) me privo de mis unicos vicios, a saber, los libros, los perros y los hombres de mala vida (esos los deje hace tiempo, no me eran retables...)

Como no quiero prescindir de perros y libros, me queda lo de no pagar la luz, pero tampoco es el caso, que llega el invierno y la tele no funciona a velas, ni internet a pedales (aunque su velocidad me diga lo contrario) o dejar de comer. Tal vez así adelgace un poco, pero mi salud se resentiría, lo que no es plan, pues tengo que seguir trabajando para pagar la hipoteca y la comida a mis hijos tontos (mis perros) y a mis hijos del alma cuando les llegue el momento de volver a casita con mamá por que no puedan pagar el alquiler del piso.

En fin, que mi "ojitos azules" me ha dejado para el arrastre hasta el verano que viene. Y a mis hijos en el paro dentro de poco y todos comiendo tronchos de milonchos, que son nutritivos y salen gratis si los buscas tú misma en las Conchimbambas... ¿Alguien tiene un mapa de la zona?

 

 

 

Fuego

Fuego

Toda la tarde la he pasado limpiando las chimeneas. Una porque la quiero vender y la otra porque la voy a encender.

Ya pasó el quejarse por el calor. Ahora toca calentarse.

Los días vienen con un sol que calienta poco, pero alegra la vista. Y en mi salón ya no sube de los 15º. Lo que es frío para quedarse sentada.

Me gusta el fuego, de siempre. Y quiero volver a sentir la sensación cálida y hermosa de pasar una tarde mirando las llamas. Ver como afuera se hace de noche y dentro se tiñen las paredes y los cuadros de amarillo.  Me embobo mirando las llamas subir, domesticadas, deshacerse y volver a formarse. Son como las olas del mar.

Urko retomará su sitio frente a la chimenea, tan cerca que a veces me da miedo de que se chamusque el pelo. Y yo me sentaré a su lado algunos minutos, acaricándole, mientras mi mirada se pierde en el anaranjado baile que hay a nuestro lado.

Llega el otoño, el rastrillar de las hojas de los paraísos a la entrada de la casa, las humaredas de la quema de los restos de huertas veraniegas y el olor del humo extendiéndose por todos los lugares.

Seguimos en el camino, un año más...  

Barro soy

Barro soy

Ando un tanto confusa. Me sucede una o dos veces al mes. Supongo que mi pelea con los fantasmas recientes de la depre aún me rondan de vez en cuando. Hace unos días me asusté, allí estaba, agazapada, acechándo mi voluntad. Pero a media mañana la espanté. Salí al patio, miré al sol y hablé con mis perros. ¡Buena manera de curar la depre...!  Pero, por lo que fuera, funcionó.

Ahora los pequeños problemas se van convirtiendo en humo. Pero hay un no se qué rondando mi vitalidad.

Esta es una lucha constante, día día, a veces es cuestión de segundos. Ando con las orejas listas a cualquier señal.

Pero aún así, ¡que miedo me da! ¡Y cuanto trabajo me da! Cuando mantienes durante mucho tiempo el cántaro yendo a la fuente, raro es que no se rompa.

Me voya comprar uno de plástico. Decidido.  

Hoy no es mi día, pese a haber sido un buen día.  Pero a estas horas algo me atenaza, me entristece. Y no sé lo que es, o no quiero saberlo.

Lo dicho, me voy a por un cántaro de plástico...

El cántaro de la imágen es de www.cacharrería.com. Me ha gustado su forma asimetrica. Así ando yo hoy.

Reconozco que cada vez me gustan menos la fiesta de los toros. Antes veía alguna corrida de toros en la tele. Pero ahora ni eso. Me pone enferma ver la sangre del toro y la desigualdad de la lucha, por mucho que digan... Está de moda lo de los recortadores. Bueno, pues eso me recuerda un poco a los forçados portugueses. Ahí veo una lucha de igual a igual. Y, si a estas alturas algunos necesitan cargarse de adrenalina y demostrar su hombría, a base de enfrentarse a un toro (cuanto sentimiento ancestral hay en este asunto), que lo hagan así, a pecho descubierto.

Pero lo de los encierros en los pueblos no lo entiendo. Nunca lo he entendido. Y el espectáculo de anoche ya no tiene nombre. Jamás había visto un encierro a las 12 de la noche. El personal variopinto, como en cualquier otro sitio: parejas de ancianos vestidos con sus mejores galas, niños correteando por todos los lados, jóvenes cargados de alcohol, adultos jaleando la locura general... 

No pienso en el dineral que se gastan las entidades locales en matar a cuatro o cinco bichos en dos días. No pienso en el dolor intenso que debe pasar el pobre animal. Pienso en la necesidad de la fiesta con toros como forma de atraer al personal a los pueblos, aunque sea un día. Pienso en los comentarios que he oído frecuentemente: "Es que sin toros no hay fiesta" "A la gente les gusta, ¿por qué no va a haber toros?"  "Se perdería la raza del toro bravo en España si no hubiese corridas y encierros..."

Y pienso en las leyes contra el maltrato a los animales, que me da pie a muchos más comentarios...  

¿Nunca nos quitaremos esta lacra de la tradición taurina?

Por cierto,  mi cabreo viene porque me hicieron dar una vuerlta de 50 km. al cerrar con el encierro el acceso a la carretera que va a mi casa...

Ensalada

Ensalada ¡Por fín! Ya puedo decir que he comido el fruto de mi esfuerzo. Día a día, poco a poco, los tomates van madurando. Son pequeñitos, dulzones y necesito cuatro o cinco para prepararme una ensalada de queso y tomates.
Despues están las cebollas, que esas sí que han crecido bien.
Y las sandías, pequeñitas, tan pequeñas que parecen bonsais. No creo que crezcan mucho más. Pero al menos sé como son...
Hay un melón intentando superar su infancia. Tal vez lo consiga...
Con este notición cierro las crónicas de una huerta. El año que viene volveremos a empezar.

Pepino camuflado

Pepino camuflado

Lo que es la genética. Mis supuestas sandías,de las que yo me sentía tan esperanzada como unicas producciones de mi huerta, eran pepinos. Así, de buenas a primeras, lo rojo se vuelve blanco y lo dulce amargo. ¡Como me recuerda la vida de ahí fuera...!

Pues eso, que antes de que amarilleara del todo la supuesta minisandía alargada (me escamaba mucho el asunto de no verla crecer...) la corté y la abrí. Y al mirar dentro, un pepino de lo más clásico aparecio ante mis ojos y mi olfato.

Una de dos, o mi tierra hortícola ha cambiado la genética de la planta o en el sobrecito de semillas de sandías no había tales sandías sino humildes pepinos...

Bueno, la cuestión es que al menos "algo" he recogido de una tierra empobrecida aún. ¡Un pepino!

¡Con qué poco me conformo!

Zen en estado puro.

La creación

La creación

EL PRIMER DÍA

 

Y el amor se hizo hombre

y cubrió la tierra con su esperma,

inundando mares y tierras.

Sus dedos moldearon los montes,

su boca besó los cielos.

Creó las estrellas con sus sueños,

formó las arenas

con el roce de sus manos.

Lanzó al aire aves de su aliento,

dibujó paisajes sin fin.

Y el amor se hizo hombre

y añoró una compañera.

Buscó en el universo,

más allá y más acá.

Pero nada encontró fuera

y miró dentro de sí.

Allí la vio, tan hermosa…

Orgulloso, la hizo humana,

enamorado, la creó divina,

desesperado, la adoró en silencio

hasta que durmió en sus brazos.

Y el amor se hizo mujer,

inundando mares y tierras.